Los retrasos en las pruebas diagnósticas, fundamentales para determinar el tratamiento que dar a cada paciente, son el otro caballo de batalla de la sanidad balear. Y el subdirector de hospitales del IB-Salut, Joan Ferrer, reveló ayer que a finales de junio había un total de 52.911 personas esperando un TAC, una resonancia magnética, una ecografía, una mamografía o cualquier otra prueba de radiología convencional una media de 163,23 días.

Y la cosa no ha hecho si no empeorar a tenor de los datos facilitados. Unos datos que si bien hablaban de un mayor número de pacientes esperando alguna de estas pruebas hace un año, un total de 53.324, también revelaron que lo hacían durante un menor número de días, 153,79. Así, en este último año ha descendido ligeramente el número de pacientes que aguarda una prueba (413 menos) pero los que esperan lo hacen por más tiempo (diez días más).

Mamografías

Otro dato que aportó el subdirector de hospitales y que llamó la atención es que a finales de junio había 3.521 pacientes aguardando que se les realizaran una mamografía un media de 225 días.

Sobre las medidas que piensan adoptar en general para mejorar estas cifras asistenciales, los responsables del IB-Salut señalaron la implementación de unas consultas rápidas que tienen como objetivo de discriminar las patologías graves de las leves por parte del especialista.

Esta medida, aseguraron, ya se aplica en las consultas digestivas de Son Llàtzer y debido a sus buenos resultados se estudia extenderla a otras especialidades y centros hospitalarios. Las consultas rápidas consisten en que el propio médico de familia decida si la patología del paciente requiere de una consulta especialista más corta o más profunda.

"Es como una especie de triaje de urgencias" que deberá hacer el médico especialista en las primeras consultas, especificó el director general Miquel Tomàs, que añadió que esta medida se aplicará en las especialidades que lo permitan para que los pacientes con problemas más graves esperen menos.