Mallorca contuvo el aliento. Fueron cinco días en los que, con el corazón en un puño, los mallorquines miraban al cielo cada vez que oían un hidroavión sobrevolar la isla en dirección noroeste. Eran conscientes de que solo significaba una cosa: que el fuego seguía devorando la Serra. El resultado fue devastador. Más de 2.300 hectáreas -equivalentes a la superfície de la ciudad de Palma- arrasadas por las llamas en el peor incendio forestal de la historia de Balears.

Esta semana se cumple un año de la catástrofe. Transcurrido este tiempo, aún queda la huella del infierno que se vivió durante esos cinco días. Sin embargo, ha sido un año de un trabajo duro y muy intenso. De retirar restos para evitar daños, de lucha contra la erosión y de repoblación. Una labor que deja el terreno preparado para teñirse de verde y que ya va dando sus primeros brotes. Un año después, la Serra resurge de sus cenizas.

Las brasas de una barbacoa fueron el origen de la tragedia. Lo confesó Ignacio G. H., un vecino de Andratx, en la actualidad imputado a la espera de juicio por la negligencia que ocasionó el fuego.

No se borrará de la memoria de las islas la labor de los que fueron los auténticos héroes. Los efectivos del Institut Balear de Natura (Ibanat), del cuerpo de Bombers de Mallorca y los soldados de la Unidad Militar de Emergencia (UME) lucharon a destajo contra las incontrolables llamas alentadas por el viento y desbocadas a través de un territorio inaccesible. El fuego acabó sucumbiendo, aunque el panorama que dejó fue desolador. El color verde del paisaje fue sustituido por un doloroso gris para quienes comparaban el antes y el después de la zona y el aroma a mar y pino quedó remplazado por el olor de las cenizas que invadían el terreno.

Entonces, llegó la solidaridad. Si el fuego exhibió una fuerza sin precedentes, no se quedó corta la respuesta de los mallorquines, que se volcaron desde el primer momento con los municipios de Andratx, Estellencs y Calvià, afectados por el desastre. Durante este año, además de los cuerpos del Ibanat y de otras entidades, a través de la comisión Tots per sa Serra, han participado en los trabajos de recuperación hasta mil voluntarios. La misma comisión sirvió para canalizar las donaciones que se han destinado al desarrollo de las actuaciones en la zona afectada, aportando hasta 450.000 euros a los más de 1,2 millones empleados en la recuperación del paisaje devastado.

Dejar que la naturaleza actúe

El Plan de Restauración Ambiental de la Serra Tramuntana, elaborado por el Servicio de Gestión Forestal del Govern, preveía actuar en 800 de las 2.400 hectáreas afectadas, y en 300 de ellas de manera prioritaria en los dos primeros años. En este primer año ya se ha actuado sobre una extensión afectada de 270 hectáreas.

"Se ha hecho un muy buen trabajo, tanto por parte del Ibanat como de las entidades privadas que han extraído la madera limpiando 100 hectáreas", se muestra satisfecho en el primer aniversario de trabajo Javier Bonfill. Es el jefe de Gestión Forestal de Ibanat y ha sido el coordinador del Plan de Recuperación de la Serra. "El plan consta de cinco ejes de los que ya se han ejecutado los tres primeros", explica.

Estos son, en primer lugar, "la prevención de riesgos y daños. Hubo que limpiar una zanja al rededor de la carretera de Estellencs para retirar los árboles que podían caer a la carretera y suponían un peligro. También algunos que pendían cerca de fincas", detalla Bonfill. En segundo lugar se trabajó en evitar la erosión del terreno y luchar contra la presencia de plagas. En esta fase se construyeron diques para evitar el corrimiento de tierras en caso de lluvias, aprovechando los propios troncos caídos, y se instalaron más de 100 trampas para atajar la presencia de insectos perforadores. "Para la repoblación se trata de esperar a que la vegetación crezca sola. Nosotros actuamos donde esto no ocurre, en aquel territorio más castigado por el incendio, por eso son importantes los trabajos contra la erosión, para garantizar que la tierra sea fértil y la naturaleza actúe sola", resume la estrategia Javier Bonfill.

Los ecologistas del Grup d´Ornitologia Balear (GOB) creen que las actuaciones llevadas a cabo van en la buena dirección. "En el pasado se hacía la foto del conseller de turno plantando un árbol y se anunciaba la repoblación de un millón de árboles. Esta vez ha habido un cambio en la tónica general. Se han recogido las sugerencias de la comunidad científicas, que recomienda eso: no intervenir en el primer año, evitar la erosión y dejar que la naturaleza siga su curso", señala Toni Muñoz, que valora positivamente el trabajo llevado a cabo por parte de la Conselleria de Agricultura, Territorio y Medio Ambiente.

Los propietarios, sin ilusión

Jaume Dols es el propietario de El Balcó de Son Avidala, una de las fincas de más extensión de la zona. Dedicaba la mayor parte de su tiempo a cuidar de ella. Sin embargo, tras la devastación del idílico entorno que la rodeaba, ha "perdido la ilusión" y ya casi no pasa tiempo en ella. Los efectivos del Ibanat pasaron por su finca para cortar varios pinos quemados que corrían el riesgo de caer sobre la vivienda. Pero ahí siguen los restos. También los de los tractores y maquinaria, valorados en 150.000 euros, que ardieron en el incendio y que no ha podido recuperar. Los propietarios no han recibido ninguna ayuda económica. Lo critica Luis de la Parte, dueño de otra parcela. El tractor que tenía también fue pasto de las llamas al igual que los árboles frutales que tenía, herramientas y tuberías de riego.

"Nosotros ahí ya no intervenimos", explica Bonfill, quien, precisamente señala que una de las dificultades de los trabajos ha sido intervenir en las más de 200 parcelas privadas. "Sin permiso del propietario no podemos entrar, y en muchos casos no podemos encontrarles. Cuando les localizamos, la mayoría colabora". Algunos han perdido su posesión más preciada bajo las llamas, pero como reza Jaume Dols, "la esperanza es lo último que se pierde".

Insignia de la recuperación

Tras este año de trabajos, vuelve el color verde a la Serra. Lo hace tímidamente. Nada que ver con la imagen previa a la catástrofe. La repoblación "ha sido testimonial". Se han plantado 3.200 plantas entre pinos, acebuches y matas. Especies elegidas por su resistencia. Lo explica Marcos Soriano, técnico de la dirección general de Medio Natural y coordinador de las jornadas de voluntariado.

Precisamente, se han encargado de ello los 1.000 voluntarios inscritos que han ido pasando en grupos de entre 50 y 100 personas cada sábado por la finca de sa Gramola. Este enclave de la Serra pasará a manos del Ayuntamiento de Andratx, que lo quiere convertir en la "insignia de la recuperación". Lo explica el alcalde del municipio, Llorenç Suau, quien ha participado durante este año como un voluntario más en los trabajos.

Se trata de la parcela en la que algunos voluntarios denunciaron estar trabajando para una propiedad privada, lo que según Soriano "fue una distorsión." Pasados unos meses de la repoblación de especies, cerca de nueve de cada diez plantas sembradas han sobrevivido y empiezan a dar sus primeros brotes en una extensión de 4,5 hectáreas. "Es una superfície pequeña, pero el resultado es muy bueno", señala este técnico de Medio Natural, que añade que estos trabajos "han servido para la sensibilización. Cuando uno dobla el lomo y ve el trabajo y el tiempo necesario para recuperar lo perdido es cuando se da cuenta de lo que una negligencia nos cuesta".

Dos años para que sea visible

Además de los trabajos de recuperación también se empiezan a tomar numerosas medidas enmarcadas en el Plan de Actuaciones de Prevención de Incendios Forestales. En total se invertirán 2,15 millones en la habilitación de 111 hectáreas de cortafuegos, en la construcción de cinco depósitos de agua en la Serra para facilitar la carga de medios aéreos y terrestres, en la restauración de la torre de vigilancia de la Garrafa, en Andratx, y en la adquisición de un vehículo ligero de agua.

A Toni Muñoz del GOB le preocupa que no se prevean actuaciones similares en otros puntos de la Tramuntana, donde cree que en estos momentos sería "perfectamente posible un nuevo incendio". "Debe llevarse a cabo una reordenación de la masa forestal", recomienda el ecologista.

A partir de aquí toca mirar hacia delante. ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que la Serra vuelva a tener el aspecto previo al incendio? "Dependerá del clima", explica Bonfill de Gestión Forestal. "Y no sólo del clima, también de la ayuda de voluntarios y de las donaciones que haya a Tots per sa Serra", apunta y añade que luego "dependerá del curso de la naturaleza. Hemos preparado el suelo. En dos años la recuperación será visible". De momento, se ven los primeros brotes. El gris empieza a quedar fuera del paisaje. La Serra resurge de sus cenizas.