"Hipócrita". Este adjetivo es utilizado tanto por el presidente de la asociación de salas de fiestas de Balears, Jesús Sánchez, como por su homóloga en la patronal Restauración-Caeb, Pilar Carbonell, para calificar la "sobrerreacción" que se ha registrado desde diferentes sectores de las islas y desde las Administraciones ante los incidentes registrados en Magaluf.

Ambos representantes empresariales advierten de que no están saliendo en defensa de que se hagan concursos de felaciones y califican de "desgraciadas" las imágenes que se han difundido, pero consideran que la situación que se vive en la zona de Punta Ballena es sobradamente conocida desde hace años. Desde estas organizaciones patronales se lleva tiempo denunciando comportamientos irregulares por parte de una minoría empresarial, "pero todo el mundo ha estado mirando hacia otro lado". Esta pasividad a la hora de desarrollar controles es lamentada también por el presidente de Restauración-Pimem, Alfonso Robledo, que cuestiona que no se haya actuado con mayor firmeza contra otras prácticas en algunas zonas turísticas que considera aún más graves, como la venta de drogas.

Sánchez y Carbonell califican de absurdo el que ahora se cuestione la llegada a la isla de algunos grupos de turistas, y recuerdan que Mallorca lleva décadas recibiendo a jóvenes que "ahorran durante todo el año para poder venir una semana precisamente para eso, para divertirse sin controles", apunta la presidenta de Restauración-Caeb, que recuerda que "hace 20 años sus padres hicieron lo mismo que ellos ahora, probablemente en los mismos sitios".

En este sentido, los tres representantes empresariales consideran una hipocresía que no se reconozca que la mayoría del turismo joven viaja en busca de alcohol y sexo, y que éste se ha venido practicando en el interior de los hoteles, en los baños de las discotecas o en las hamacas de las playas durante décadas y en otras zonas además de Magaluf. En este sentido, Carbonell recuerda que ella realizó sus estudios en Londres y que durante su estancia en esa ciudad trabajó en discotecas en las que el comportamiento era idéntico al que se puede dar en cualquier establecimiento de la isla. Por ello, también considera absurdo que se pretenda responsabilizar al propietario de un local de ocio de lo que hagan los clientes en su interior.

El problema ha nacido, según apunta Jesús Sánchez, de que esas práctcias han sido grabadas en vídeo y colgado en internet, lo que le ha dado una enorme difusión, pero recuerda que no es la primera vez que esto sucede y que ya han circulado otros vídeos con este tipo de actitudes. En este sentido, se pregunta si "en el caso de que alguien grabe a un turista cagando en una calle de la Platja de Palma ¿habrá que hacer una campaña publicitaria pidiéndoles que vengan cagados de Alemania?".

En opinión del presidente de la asociación de salas de fiesta, se ha podido llegar al extremo de organizar concursos de felaciones en el interior de un local porque "durante años se ha dejado actuar a empresarios que se han movido en los límites de la legalidad y las Administraciones no han hecho nada hasta ahora. Se ha mirado hacia otro lado a pesar a las denuncias que hemos presentado" desde las patronales.

Así, Sánchez recuerda que "desde que llegue al cargo hemos venido criticando la forma de actuar en algunas party boat (fiestas en barcos), en celebraciones en domicilios de particulares cobrando entrada o de clubs que convierten sistemas dunares en discotecas", sin que se haya intentado frenar estas actividades.

En este sentido, Pilar Carbonell recuerda que también han circulado imagenes de elevado contenido sexual sobre comportamientos en estas fiestas en embarcaciones, sin que se haya adoptado ninguna medida en su contra.

Asimismo, Alfonso Robledo lamenta que en algunas zonas no se incremente la presencia policial durante la noche, dado que es precisamente en ese horario cuando se intensifica la presencia de turistas y se registra el mayor número de incidentes.

"Sobrerreacción" negativa

En este aspecto, Jesús Sánchez y Pilar Carbonell consideran que se ha registrado una "sobrerreacción" ante los incidentes registrados en Magaluf. Según Pilar Carbonell, las imagenes que se han emitido "no han hecho daño en el mercado británico" que conoce perfectamente esa zona de la isla, y el cúmulo de declaraciones y reuniones solo ha servido para que lo sucedido sea cada vez más comentado en otros países en los que estos hechos sí pueden suponer una publicidad negativa.

En este sentido, estos dos presidentes de patronales creen que los citados actos hubieran sido olvidados rápidamente si no se hubiera seguido hablando de ellos. Sánchez se muestra especialmente crítico ante la convocatoria el jueves del Consejo Asesor de Turismo, en una reunión en la que participaron más de 30 personas, entre ellas representantes de la conselleria de Familia y Servicios Sociales. Según el presidente de salas de fiesta, no tiene demasiado sentido preparar una normativa específica sobre este tema "cuando en estos momentos solo se aplica el 10% de la que ya existe. Intentemos llegar al menos el 80%, y luego veremos si es necesario ir más allá". Por su parte, Alfonso Robledo no ve negativo que se intensifique la vigilancia, pero destaca que ello debe de hacerse sin afectar a los empresarios del sector que históricamente han apostado por la calidad "y que son la mayoría de los que trabajan en la isla".

Sobre este último punto, los presidentes de estas patronales critican que se quiera cuestionar un modelo turístico por unos incidentes que en realidad no son nuevos, y Jesus Sánchez se pregunta si se quiere llegar al absurdo de prescindir de los visitantes menores de 30 años "para trabajar solo con cicloturistas y familias".