La consellera Camps ya puede hacer la maleta e irse a Menorca tranquilamente a inaugurar exposiciones con más asiduidad. Y encima, puede hacerlo fardando, que ya ha firmado dos pactos en lo que lleva de mandato. Uno en marzo con las patronales de colegios concertados católicos (a los que les prometió flexibilidad ya que los necesitaba para que el TIL saliese adelante en el Consell Escolar) y el otro, el de estabilidad de interinos, el miércoles pasado con ANPE y el STEI-i. Tras presidir tres mesas sectoriales, ahora ya delega en sus directores generales el seguir negociando las mejoras en las condiciones sociolaborales (perdón, mejoras no, corrige un líder sindical: recuperación de lo que se nos ha recortado los últimos tres cursos). Estos puntos estaban en la convocatoria de huelga y su negociación se incluyó el martes en el pacto a firmar el día siguiente (para el STEI-i esta negociación era un condicionante para firmar el pacto); sin embargo, tras saltar la polémica de que dos sindicatos iban a firmar algo relacionado con los comités de huelga, el documento que finalmente se rubricó excluyó estos puntos.

“Prácticas oscuras”

Los otros dos sindicatos FETE-UGT y CCOO rechazaron firmar el pacto entre otras cosas porque les parecía un chantaje condicionar esas ‘mejoras’ a la firma del pacto. El hecho de que en el último momento se excluyera del texto indignó a Toni Baos, secretario general de enseñanza en Comisiones, que calificó la maniobra de “oscura y antidemocrática”. Por su parte, la Assemblea de Docents dejó caer tras la firma del pacto (y la imagen para la historia de la consellera besando a un camiseta verde) que consideran que cualquier negociación de cuestiones de huelga que se realicen en mesa sectorial “traspasará una línea que dinamitaría la unidad de acción”. Sí, la sagrada unidad de acción. Si se rompe, la Assemblea asegura que intentará reconstruirla con “aquellos agentes que antepongan los intereses electorales y los propios de la formación a los intereses colectivos”. Ahí lo dejan para que tome nota quien se sienta aludido y para que Camps se regodee pensando que roza otro éxito: la división en las filas enemigas.

Y ahora, PLIS

Mientras, el grupo PLIS se ha presentado como nuevo actor en este sarao para defender la neutralidad en los centros. Ayer denunciaban “el discurso reaccionario” de la Federación de APAs (FAPA) y el “clima bélico” que generan. Laura Venzal, presidenta de la Asociación de Estudiantes Libres y que el jueves fue recibida por Bauzá junto a los otros dos mejores expedientes de Bachillerato (incluyendo una camiseta verde, para compensar), se irá a Navarra a estudiar pero su madre, Olga Ballester, toma el relevo en su lucha “contra la politización” de las escuelas desde otro frente, el PLIS.