Los tres autos de imputación de doña Cristina de Borbón dictados por José Castro han dado lugar a una auténtica batalla dialéctica entre éste y su antiguo amigo Pedro Horrach, el fiscal anticorrupción asignado al caso Nóos, respecto a las razones para imputar o exculpar a la duquesa de Palma.

Ambas partes se han lucido en sus argumentos, aunque el representante de la fiscalía ha cometido muchos excesos a la hora de descalificar a su excamarada Castro.

Para el magistrado los hechos atribuidos a doña Cristina son negros, mientras que Horrach lo ve todo blanco.

Castro y Horrach contemplan de distinto color el papel de doña Cristina, a la que el segundo, en una postura procesal muy llamativa, trata de defender a ultranza.

Para el magistrado, está clarísimo que la hija del rey Juan Carlos "colaboró activamente", y "desde el principio", con su marido Iñaki Urdangarin en la constitución y funcionamiento de Aizoon.

Esta empresa, definida como "una tapadera" por la Agencia Tributaria, habría servido para un triple objetivo: permitir a Urdangarin extraer el dinero público desviado a través del Instituto Nóos; pagar los menos impuestos posibles mediante un variado repertorio de tretas; y financiar parte del elevadísimo tren de vida de los duques de Palma: palacete, safaris, fiestas, otros viajes, etc.

Meras conjeturas

Para el fiscal anticorrupción, su oponente dialéctico se basa en simples especulaciones a la hora de atribuir a doña Cristina un papel capital en los presuntos delitos contra la Hacienda Pública y de blanqueo de capitales que se le atribuyen.

"Deducir de los elementos expuestos que una persona ajena a la gestión societaria (de Aizoon) colabora activamente en el fraude en el IRPF de su socio y cónyuge, no pasa de ser una mera conjetura", arguye Horrach.

"Deducir de los elementos expuestos que una persona por el hecho de ostentar el 50% de participaciones sociales es administradora de hecho, es una especulación puramente teórica y retórica que, en el contexto que nos ocupa, resulta ajena a la realidad", remacha el acusador público.

Frente a eso Castro alega que "los delitos fiscales de Iñaki Urdangarin difícilmente se podrían haber cometido sin la aquiescencia de su esposa" o "los supuestos delitos nunca se podrían haber cometido sin la decisiva intervención de doña Cristina de Borbón".

José Castro y Pedro Horrach trabaron una fuerte amistad y camarería con ocasión del caso Palma Arena, que empezó a investigarse en 2008 y que dio lugar a la pieza separada del caso Nóos.

Ambos veteranos juristas han trabajado codo con codo durante largos días y noches, interrogando a cientos de testigos e imputados, a los que fueron a buscar a Madrid, Valencia, Barcelona o donde hiciera falta. Les unía un objetivo común: desmantelar algunas de las tramas de corrupción durante el mandato de Jaume Matas como president del Govern entre 2003 y 2007.

Había una excelente sintonía entre ambos fuera y dentro del trabajo, armonía que se resquebrajó no porque el juez fuera partidario de llevar a juicio a la hermana del rey Felipe VI, sino por las descalificaciones que el fiscal empezó a verter sobre su antiguo amigo a raíz de ese avatar procesal.

Ese tono agrío de Horrach se plasmó en varios escritos contra Castro, que apenas ha contestado a sus descalificaciones.

Aspectos técnicos

El recurso presentado ayer por el fiscal a las pocas horas de hacerse público el auto de imputación de la Infanta, lo que denota es que estaba preparado desde hacía tiempo.

En él se mezclan aspectos técnicos, como el negar que la duquesa de Palma supiera del origen ilícito de los fondos almacenados en Aizoon, lo que eliminaría el delito de blanqueo de capitales, o el afirmar que Cristina de Borbón no podía saber cuál era la forma legal de tributar por los ingresos de Aizoon, con ataques a la imparcialidad del instructor.

Castro no dispondrá, dado el tipo de recurso, de la oportunidad de replicar a su examigo.