El abogado de Iñaki Urdangarin, Mario Pascual, dijo sentirse perseguido cuando acudió al experto informático, Matías Bevilacqua, para que analizara el contenido de un pen drive, con correos internos del instituto Nóos. Este experto informático es un hacker que durante años ha trabajado para el CNI. El abogado recurrió a este experto para que le recuperara una serie de correos que habían sido eliminados. Al contratarle, el abogado exigió discrección. Según confesó Bevilacqua al juez Castro y al fiscal Pedro Horrach, el abogado le contó que se sentía muy nervioso, "pensaba que le seguían y que estaba intervenido por todas partes".

Sin embargo, el experto informático rechazó cualquier relación entre el trabajo que le había encargado el abogado de Urdangarin y su colaboración con el Centro Nacional de Inteligencia.

A los investigadores les llamó la atención que pese a que el trabajo se entregó en el mes de marzo, la factura, a nombre de Urdangarin, no se cobrara hasta seis meses más tarde. Bevilacqua dijo que era su socio quien se encargaba de estos asuntos económicos.

En el registro que se realizó en las oficinas del experto informático se localizaron 140.000 euros en metálico dentro de una caja fuerte. Bevilacqua dijo que se trataba del dinero que le pagaba el CNI. Señaló que este dinero procedía de los fondos reservados del Estado. También apareció en la oficina un listado de nombres y correos de personas con la que contactaba en el CNI.