­La reactivación no ha llegado todavía a los puertos deportivos, que además están viendo como se agrava la estacionalidad y las puntas de actividad cada vez aparecen más concentradas en el periodo comprendido entre el 15 de julio y el 15 de agosto, según coinciden en señalar los representantes del sector. Y de los ingresos de unas pocas semanas no se puede vivir todo un año, se lamenta.

Los directores de puertos, como Alcudiamar, Santa Ponça o Marina Port de Mallorca, Bartolomé Bestard, Ricardo Ferrer y Patrick Reynés respectivamente, coinciden en destacar que el invierno está siendo cada vez más duro para el sector y que la temporada alta es cada vez más corta. "Nuestros llenos son cada vez menos llenos", ironiza el último de ellos. Incluso desde el club de sa Ràpita, que cuenta con la ventaja de su mayor proximidad con Cabrera y presenta una situación algo más favorable, se admite que es pronto para hablar de recuperación en estas instalaciones. Así, se admite que las cifras del presente ejercicio están siendo peores que las que se registraron en 2013.

Según Ferrer, el problema principal es que "Balears se ha convertido en un destino caro para la náutica" frente a otras zonas de la península, aunque la causa radica en gran medida en la situación de exceso de oferta de estas últimas: el boom del ladrillo provocó la construcción masiva de amarres en lugares como la Comunidad Valenciana y ahora sus precios se han hundido en un intento desesperado por ocuparlos. Pero si un barco hiberna en la península luego en la etapa estival se acerca al archipiélago con mayor dificultad.

Sin el cartel de ´completo´

Prueba de ello es que con el verano recién iniciado muchas de estas instalaciones todavía no han colgado el cartel de ´completo´, según admite el director del club náutico de Santa Ponça, puerto que solo registrará esta situación del 15 de julio al 15 de agosto. E incluso en esas semanas punta Marina Port de Mallorca tendrá plazas vacantes, según reconoce Patrick Reynés.

Esta situación afecta a la mayor parte de estas instalaciones, según afirma el director de Alcudiamar, que señala el consumo de carburante como el ejemplo más claro de la pérdida de actividad en el sector: la venta de gasóleo se ha reducido un 30% a lo largo de la crisis. Y ello a pesar de que este año ha vuelto a crecer la venta de embarcaciones en España, aunque se apunta que la mayoría son barcos de segunda mano y de menos de ocho metros de eslora.

Eso significa que además de haber amarres vacíos, las embarcaciones que hay en estas instalaciones cada vez salen menos a la mar. Y entre los damnificados por este hecho están también los negocios vinculados a los puertos, como los restaurantes, bares o establecimientos comerciales que hay en su interior o en las inmediaciones. Tal y como apunta Ferrer, resulta muy difícil rentabilizar un negocio cuyos niveles de mayor actividad se limita a unas pocas semanas al año.

Según Reynés, el problema radica en que los puertos deportivos ocupan un lugar de cola en el orden de la recuperación económica, por cuanto necesitan que previamente haya mejorado la situación de los propietarios de las embarcaciones. Y aunque hay sectores empresariales que comienzan a mostrar signos positivos, éstos todavía no se han trasladado a las actividades de ocio, como navegar.

Pero además hay factores que muestran un cambio en los comportamientos que no benefician al sector. No solo aumenta la estacionalidad, con una temporada alta cada vez más corta, sino que también se reducen las estancias, y si antes de la crisis una embarcación podía permanecer un mes en un puerto, ahora apenas lo hace durante dos semanas.

En cualquier caso, desde los puertos se admite que el principal reto para este sector es en estos momentos combatir la estacionalidad, ante la necesidad de ampliar la temporada alta y elevar los niveles de actividad que se dan durante el invierno.

Además

Estacionalidad

Una temporada alta cada vez más corta en los puertos

El principal problema de los puertos deportivos está siendo en estos momentos el agravamiento de la estacionalidad, con una temporada alta cada vez más corta y con unos niveles de actividad fuera del verano cada vez más bajos.

Un destino "caro"

La imposibilidad de competir con otras zonas de la península

El boom en la construcción de amarres que se registró en el levante peninsular y el exceso de oferta que ahora padece en la zona ha levado a bajar los precios a unos niveles con los que Balears no puede competir, lo que implica la pérdida de actividad fuera de la temporada alta.

Recuperación tardía

La dependencia de la reactivación en otros ámbitos económicos

Los puertos deportivos admiten que están en la ´cola´ de la reactivación, al depender de que la recuperación económica llegue primero a aquellos sectores en los que operan los propietarios de los barcos.