El juzgado de lo Mercantil número 1 de Palma declaró ayer desierta la subasta de la finca de Son Puig, en la barriada de Son Rapinya, donde estaba previsto instalarse la sede de la ya desaparecida Ràdio i Televisió de Mallorca. Los terrenos y la casa se vendían por un precio de salida de 4,3 millones de euros, pero ningún inversor se interesó por la puja, por lo que finalmente no llegó a venderse. Al declararse desierta dicha subasta, ahora cabe la posibilidad de que se produzca una venta directa, posiblemente a un precio inferior.

La finca forma parte del pasivo que gestionan los administradores del concurso de la televisión que montó el Consell de Mallorca. Una sentencia judicial condenó a la institución insular a pagar 7.767.837 euros, más los intereses de demora, por la abortada compra de Son Puig. La operación fue planificada durante la época en la que el Consell de Mallorca era gobernado por UM, bajo la dirección de Maria Antònia Munar. El proyecto fue adjudicado en el año 2006 a la empresa Tema Concesionaria, filial de FCC. El Consell firmó un contrato por el que se comprometió a financiar esta operación con 112 millones de euros, a pagar en 40 años, lo que suponía un coste anual de 2,8 millones. A cambio de este dinero, la vendedora se comprometía a rehabilitar y acondicionar la finca, para ubicar las oficinas e instalaciones de la Ràdio i Televisió de Mallorca, con sus correspondientes platós de grabación.

El proyecto nunca llegó a arrancar. La finca disfrutaba de un grado de protección patrimonial que prohibía los proyectos urbanísticos que se habían planificado. Ante esta situación, el Consell de Mallorca decidió dar marcha atrás en esta compra y optó por una resolución unilateral del contrato. La empresa acudió a los tribunales solicitando al Consell que asumiera sus compromisos económicos. Los jueces le dieron la razón a la empresa y condenaron al Consell a pagar más de siete millones de euros.

Liquidez

Los administradores judiciales que gestionan el concurso de acreedores del ente televisivo habían propuesto la venta en subasta de esta finca, como fórmula para obtener liquidez y poder abonar una parte de la cifra a la que fue condenada el Consell de Mallorca. Prácticamente, se vendía Son Puig por la mitad del precio por el que fue comprado por el Consell. Sin embargo, ningún inversor se interesó por la operación, posiblemente debido a las limitaciones urbanísticas que sufre la finca. El juzgado comunicó ayer a los administradores judiciales que la subasta se declaraba desierta. Ahora, los gestores podrían optar por una venta directa, posiblemente por un precio inferior a la subasta. Esta venta tendría que ser autorizada por el juzgado.