El postre de la comida de hoy de los alrededor de 1.300 presos de la cárcel es artesanal y está amasado por voluntarios de toda la isla. En sus casas, elaboraron crespells para sus familiares y amigos, pero también pensaron en aquellos que están privados de libertad, por lo que llevaron las típicas galletas mallorquinas de Pascua a sus parroquias para que la Pastoral Penitenciaria las repartiese en la prisión.

Eso ha hecho hoy con unos 9.500 crespells distribuidos en bolsas de plástico, que fueron rellenadas ayer equitativamente por una veintena de voluntarios. Ocuparon el comedor del colegio Corpus Christi, en el barrio de Son Gotleu, durante la mañana para recibir todo el cargamento; separarlo entre galletas grandes, medianas y pequeñas -había más de 20 cajas etiquetadas por tamaños-; contar los dulces en forma de estrellas, corazones, flores y peces; y repartirlos en las bolsas para que puedan disfrutar hoy los presos de la carretera de Sóller y los centros de madres y de reinserción.

La Pastoral Penitenciaria lleva casi una década desarrollando esta campaña con el objetivo de que los reclusos "disfruten como los demás", según explica uno de los voluntarios. "El motivo es simbólico. Es un simple detalle y un gesto de sensibilización para romper barreras".

Ejemplifica que las rejas de la cárcel "separan dos mundos totalmente distintos, pero al fin y al cabo todos somos personas, por lo que para un preso es muy importante pensar que alguien de fuera ha hecho algo por él. Además, todo lo que huela a calle les parece mejor que lo que hay dentro", añade.

De este modo, la Pastoral quiere "lograr que sea más permeable una institución muy aislada de la sociedad". Durante los últimos años se ha vivido un proceso de acercamiento y, "teóricamente, la finalidad de las cárceles es la reinserción, aunque la práctica demuestra que es más difícil de lo que parece, por lo que hay que crear puentes", en palabras del voluntario.

Otras iniciativas impulsadas por el área penitenciaria para "humanizar la vida en prisión desde una perspectiva cristiana" son los talleres ocupacionales, de manualidades, crecimiento en valores, habilidades sociales y de prevención de conductas de riesgo en drogodependencia. También ofrecen a los reclusos salidas programadas, el tutelaje durante el tercer grado, atención a los presos en riesgo de exclusión social y, para quienes lo deseen, un acompañamiento espiritual desde el punto de vista cristiano, tal como enumera.

Lo que reciben hoy desde la Pastoral Penitenciaria son casi 10.000 crespells que endulzarán un poco su estancia en prisión gracias a la solidaridad.