El Govern que más se ha quejado de las "facturas en los cajones" heredadas de sus predecesores ya ha empezado a dejar compromisos de pago para el próximo que llegue. Según refleja el informe de ejecución presupuestaria del año 2013, hecho público por el Ministerio de Hacienda, el Ejecutivo presidido por José Ramón Bauzá elevó en 74 millones de euros el año pasado la deuda con proveedores para la que no hay asignación presupuestaria. Eso supone, según Hacienda, un incremento del 15% del volumen de facturas por bienes y servicios que carecen de dotación en los presupuestos de la comunidad.

La mayor parte de ese dinero corresponde al Ib-Salut, que acumula ya 65 millones de euros en deudas para las que no hay partida de pago. El resto, 8 millones en pagos no presupuestados, salen de las cuentas de las distintas consellerias de un Govern que en su día recibió del equipo gestor anterior 3 millones de deuda sin cobertura presupuestaria. Así que casi la ha triplicado. A cambio, según los datos del ministerio, el Ejecutivo del PP ha reducido en 171 millones las deudas para las que no había presupuesto en compromisos como los conciertos educativos, las ayudas a la dependencias, o los pagos a farmacias como la que forma parte del patrimonio personal del president Bauzá.

Las cuentas publicadas por el Ministerio de Hacienda detallan igualmente que el Govern dejó sin abonar el año pasado casi la cuarta parte de las facturas con proveedores que generó. Concretamente, la comunidad debía pagar 3.582 millones de euros, pero solo hizo frente 2.818 millones de euros. La explicación hay que buscarla en ejercicios anteriores: el Govern utilizó recursos de 2013 para cubrir 949 millones de euros en compromisos pendientes del pasado. Y eso pese a que el Ejecutivo de Bauzá ha contado con la mejor herramienta de la que han dispuesto jamás las autonomías para acabar con sus deudas comerciales: los sucesivos planes de pago a proveedores aprobados por el Ministerio de Hacienda, que han permitido a las comunidades convertir en deuda financiera (con los bancos) miles de millones en deudas con las empresas proveedoras.

La consecuencia de esta política de pagos es que los únicos que cobraron casi todo lo que les tocaba fueron los bancos (les dieron 233 de los 238 millones de gastos financieros que les correspondían) y los trabajadores públicos, que recibieron 1.200 de los 1.206 millones asignados a nóminas el pasado año. Menos suerte que la banca tuvieron los proveedores comerciales del día a día, que vieron cómo, de los 440 millones que debían abonarles durante 2013 por gasto corriente (desde material de oficina a la factura de la luz), solo les entraban en caja 153 millones. Y lo mismo con las inversiones: el Govern contrató el año pasado obras por valor de 138,6 millones, pero apenas pagó 59 millones. Ni la mitad.

Aunque fuentes de la Consellería de Hacienda tranquilizan a los proveedores, y explican que el esfuerzo realizado en los últimos tres ejercicios para reducir el déficit de la comunidad (cuando se gasta más de lo que se ingresa) permitió el año pasado liberar dinero como para financiar buena parte de los compromisos no previstos inicialmente.