Seis meses. Ese es el plazo máximo estimado por los propietarios del antiguo yate real Fortuna, ahora rebautizado como Foners, para completar su venta, según apuntó ayer el tesorero de la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares (Fundatur), Gabriel Barceló. Las declaraciones se realizaron después de que la embarcación fuera botada en Portopí, abandonando así en hangar en el que se encontraba, y hoy por la mañana sera trasladada hasta Port Adriano, donde permanecerá hasta que disponga de un comprador definitivo.

Y hay ofertas para adquirir el yate. Al menos dos, según afirma Barceló, que rechaza hablar del precio ­ que se baraja para formalizar esa cambio de propiedad -ese dato es "confidencial", afirma- o de la nacionalidad de los aspirantes. Diario de Mallorca ya adelantó el pasado mes de febrero que había posibles compradores, en concreto un árabe, un monegasco y un chileno. Un interés por el antiguo Fortuna que ha cogido por sorpresa a los propios componentes de Fundatur, que se temían mayores problemas a la hora de conseguir desprenderse de un barco que se caracteriza por los elevadísimos costes de su mantenimiento. Como referencia, basta recordar que llenar sus depósitos de combustible supone un desembolso de unos 26.000 euros, y que es conveniente hacerlo navegar de vez en cuando para su puesta a punto.

La embarcación será trasladada durante la mañana de hoy hasta Port Adriano, donde permanecerá atracado hasta que sea reclamado por un nuevo propietario, según apuntaron tanto Gabriel Barceló como representantes de las citadas instalaciones en Calvià. El coste anual de un amarre en este punto de la isla puede llegar a superar los 200.000 euros, pero la presencia del rebautizado Foners no conllevará desembolsos tan importantes porque "nos hacen precio de amigo", ironiza Barceló.

Sobre este punto, desde el propio Port Adriano no se oculta que el hecho de que el anteriormente denominado Fortuna esté en sus instalaciones va a suponer una atracción que puede favorecer un aumento de visitantes. Quizás por ello se recuerda que aunque el barco estará en una zona de acceso restringido, será perfectamente visible desde su zona de comercios y locales de restauración.

Hay que recordar que en enero de este año se formalizó la devolución del que fuera yate del Rey -titularidad de Patrimonio Nacional- a Fundatur, del que forman parte diversos empresarios de las islas de reconocidos apellidos, como Escarrer, Barceló, Fluxá o Riu, además del Govern balear, entre otros organismos, y que fueron los que financiaron su construcción como regalo al Monarca por su constante presencia en los veranos mallorquines. A partir de que se formalizó esa devolución, el barco estuvo en venta, un trámite que se encargó al bufete de abogados Cremades & Calvo Sotelo. Estos dos últimos meses se han aprovechado para matricularlo de nuevo e inscribirlo en el correspondiente registro con su nueva denominación.

Aunque desde Fundatur no se hace público el precio que se puede estar negociando para la venta del barco, hay que recordar que en su momento el Fortuna costo 18 millones de euros a esta fundación, de los que 2,8 millones fueron aportados por el Govern.

Alguno de los intermediarios dedicados a la venta de estas embarcaciones señaló que el yate podría salir con un precio de venta inicial de unos 10 millones de euros, al haber sido propiedad de un monarca, pero otros consideran que ese valor es excesivo para una embarcación de esa antigüedad.

En una reciente entrevista concedida a este periódico, el abogado Javier Cremades, a cuyo bufete se le ha encargado la venta del barco, reconocía que un yate matriculado hace 14 años, aunque emblemático, se encuentra ya concluyendo la etapa para la que se adquirió, lo que conlleva una fuerte pérdida de valor, a lo que añadió la aparición de modelos "mas recientes y más apetecibles".

La urgencia con que Fundatur aspira a cerrar la venta se explica por los elevados costes de mantenimiento de un barco que fue diseñado para ser "un fórmula 1" del mar, dado que el factor que más se primó fue su velocidad. Por ello, Javier Cremades ya señaló en su momento su constancia de que el Gobierno español no tenía excesivo interés en mantener bajo su presupuesto una embarcación tan costosa y que precisa de una tribulación tan numerosa.

Desde el propio sector náutico balear ya se advirtió de que Fundatur se podría haber "metido en un lío" al reclamar la devolución del yate después de que en mayo de 2013 la Casa Real anunciara la renuncia de Don Juan Carlos a seguir haciendo uso del Fortuna.

En concreto, se subrayó que una embarcación de esas características puede conllevar un desembolso anual superior al millón de euros, ya que en caso contrario puede registrar un fuerte deterioro que haga aun más difícil su comercialización. El hecho de apuntar que ya hay posibles compradores parece minimizar este riesgo.