El Obispado de Mallorca confirmó ayer que la denuncia por la agresión del sacerdote Alfredo Miralles al canónigo Joan Darder está en manos de la Nunciatura Apostólica en España. Ese es el nombre que reciben los embajadores del Vaticano en cada Estado con el que la Santa Sede ha establecido relaciones diplomáticas.

Fuentes del Obispado señalaron a este diario que no hay una fecha límite para la investigación. El hecho de que el caso se haya elevado a una instancia cristiana de rango elevado aumenta las sospechas sobre la gravedad de la denuncia previa a la agresión del pasado jueves por la tarde.

Tras las indagaciones que realice la nunciatura, una de las posibles salidas sería la apertura de un procedimiento en la jurisdicción eclesiástica. En ese supuesto, el Obispado señaló que en primer lugar se trataría de llegar a una conciliación amistosa entre Darder y Miralles con motivo de la agresión. Otra de las posibilidades es que el caso se remita al Vaticano.