Damià Vidal Rodríguez, el experto informático que salvó a principios de la primera década del 2000 al expresident del Govern Jaume Matas de acabar en la cárcel por espiar los correos electrónicos de un cargo socialista, entró ayer en prisión para cumplir una condena de cinco años por desviar casi 700.000 euros de fondos públicos. El Tribunal Supremo rechazó ayer mismo la casación de Vidal y la Audiencia de Palma ordenó horas después su fulminante encarcelamiento.

El también profesor universitario y experto en informática ocupó, entre septiembre del 2003 y finales de julio del 2007, el cargo de director gerente de Bitel, para el que fue escogido personalmente por el entonces president del Govern del PP, Jaume Matas. Vidal fue perito judicial de Matas en la primera parte del caso Bitel, el espionaje del correo electrónico del fallecido dirigente socialista Francesc Quetglas a finales de los 90 y desde la secretaría del segundo, que entonces era también president del Govern.

El primer caso Bitel acabó con la absolución de dos antiguos funcionarios del gabinete de Matas. El segundo ha culminado con la cárcel para el antiguo gerente de la empresa pública.

Primera sentencia

El 14 de diciembre del 2012 la Audiencia de Palma condenó a Vidal a cinco años de cárcel, multa de 60.000 euros y a indemnizar al Govern con casi 700.000 euros. El tribunal declaró al acusado culpable de malversación de caudales, cohecho, fraude a la administración y prevaricación.

El Tribunal Supremo ha confirmado todas esas condenas, menos la de prevaricación, por la que ha absuelto al profesor Vidal. Sin embargo, este delito únicamente conlleva una condena de inhabilitación, por lo que la pena de cinco años de privación de libertad sigue intacta.

Junto al exgerente de Bitel, la Audiencia también condenó a otros participantes en el expolio de la empresa pública: Sebastià Romaguera, penado con 9 meses de multa por negociaciones prohibidas a los funcionarios públicos; Iván Guardia y Ramón Guardia, dos jóvenes informáticos, condenados a varias penas de multa. Estos últimos acusados colaboraron con la Justicia y no recurrieron ante el Tribunal Supremo.

Viajes a Cannes

Damià Vidal ha sido condenado por saquear Bitel con diversos sistemas: usar una tarjeta de la empresa para gastos particulares; subirse unilateralmente el sueldo; transferencias a sus cuentas; cobró sobornos de entre el 16,5% y el 22,5% de proveedores de la empresa pública a los que él seleccionaba y encargaba trabajos innecesarios y adjudicaciones a una empresa en la que era socio.

Entre los cargos privados que el acusado facturó a una cuenta corriente de la empresa pública se encuentran servicios en peluquerías, la gasolina de su barca, un viaje de varios días a Niza y Cannes, juguetes o pizzas. Vidal atribuyó a una negligencia del jefe de contabilidad de la empresa el no haberle descontado estos gastos privados, pero el Alto Tribunal no se ha creído esa excusa.

Vidal también realizó repetidas extracciones de dinero en efectivo con la tarjeta oficial realizadas en cajeros de Palma, Madrid y Alcúdia. El condenado sacó cantidades de entre 12 y 1.200 euros sin que hubiera una aparente justificación oficial para esas operaciones.

La visa oficial, en teoría, debería haber servido únicamente para pagar gastos de representación vinculados a la empresa.

Amaño de concursos

El gerente de Bitel también se dedicó a amañar concursos para adjudicar a sus amigos contratos de la empresa pública. Éstos, como contrapartida, le pagaban sobornos de hasta 30.000 euros en bares de Palma.

Damià Vidal trató de que el Tribunal Supremo le rebajara la pena de cinco años, alegando que, desde el principio de la instrucción del caso, había aportado un aval bancario para cubrir las responsabilidades civiles. También pidió que se tuvieran en cuenta, y a su favor, las dilaciones en la conclusión del caso.

Sin embargo, el Alto Tribunal rechaza esas alegaciones: “La constitución de un aval dista mucho de ser un pago efectivo y el recurrente (Vidal) persiste en discutir cantidades y regatear”.