Las varias decenas de millones de euros que la familia Ruiz Mateos consiguió al hipotecar algunos de los seis hoteles comprados en Mallorca y Menorca acabaron, según un informe de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía, en el extranjero, en los bolsillos del clan o en el maremágnum de la caja única del quebrado grupo empresarial.

La juez de instrucción 3 de Palma, María Pascual, estudia si activa el juicio oral contra el empresario y varios de sus hijos, acusados de estafa y delito societario.

Además de Pascual, otros dos magistrados palmesanos, la de instrucción 5 y el de instrucción 9, investigan al clan familiar por supuestas estafas a hoteleros mallorquines.

La empresa de los Ruiz Mateos Hotasa, en concurso de acreedores, adquirió a mediados de la pasada década seis hoteles en Mallorca (Samoa y Club Eurocalas, en Calas de Mallorca; Sarah y Clumba Mar, en Can Picafort, Beverly Playa, Peguera, y Santa Fe, en Santa Margalida) y uno en Menorca, el Club de Cala en Forcat, de Ciutadella.

Los compradores ofrecieron un precio muy atractivo para los antiguos propietarios y pactaron con ellos la compra a plazos. La familia Ruiz Mateos pagó algunas de esas mensualidades, pero acabó dejando de abonar el grueso del precio convenido.

La primera querella contra ellos fue formulada por Francisco Miralles, propietario del holding hotelero y sanitario Inversiones Grupo Miralles, quien les acusa de envolverle en una rueda de falsas garantías de cobro de los pagarés mensuales y de estafarle más de 14 millones de euros.

Miralles, representado por Isabel Fluxà, vendió a Hotasa el Eurocalas, que fue poco después hipotecado por 19,1 millones de euros. Este dinero no fue invertido en el establecimiento de Calas de Mallorca y la UDEF presume que siguió el destino de los 673 millones de euros captados por Nueva Rumasa en los últimos años, entre ellos 337,4 millones de los pagarés suscritos por inversores modestos.

La familia mallorquina Radó reclama a los Ruiz Mateos 1,3 millones de euros derivados de la venta del hotel Beverly de Peguera y de otro establecimiento en Canarias. Otro clan mallorquín, los Hoz, acusan a Ruiz Mateos y sus hijos de estafarles en la compraventa del Samoa. Los denunciantes cuantifican los perjuicios en 20 millones de euros. El Samoa fue también hipotecado por otros 16 millones, que se esfumaron hacia paraísos fiscales. Los hoteles iban a salir a la venta por un juzgado mercantil, pero la subasta se ha paralizado.

Caja única

La UDEF presume que el grueso del patrimonio oculto de los Ruiz Mateos está en Suiza, pero la familia posee también numerosas empresas en otros paraísos fiscales, en una red difícil de desentrañar.

Nueva Rumasa, incluida Hotasa, funcionaba como una caja única y los agentes de esta unidad de élite policial apuntan a Bardajera, como la sociedad que la hacia las funciones de gestora del grupo. Según la Policía, esos millones se dedicaron a sufragar gastos particulares de José María Ruiz Mateos y sus hijos, entre ellos las hipotecas de sus mansiones. Otra parte se expatrió al extranjero, a través de cuentas corrientes en paraísos fiscales. Un trozo del botín se escondió.