Alexander Romanov, el presunto capo de la mafia rusa que fue detenido el pasado mes de diciembre, continuará en prisión, al menos, varios meses más. El tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma, en un reciente auto, ha confirmado la decisión que adoptó la juez Carmen González, que decidió el ingreso en prisión de este individuo, al que se acusa de haber invertido dinero de la mafia en intereses turísticos en Mallorca. La misma decisión afecta a su esposa, que también ocupa una celda en la cárcel de Palma. La mujer está acusada de colaborar con su marido en la inversión del dinero procedente del crimen.

El tribunal ratifica esta medida de privación de libertad por varias razones. Una de ellas es que en estos momentos existe el peligro de que Romanov pueda huir, lo que supondría que los tribunales no podrían actuar contra él. La otra es que la investigación demuestra que existen indicios de que el detenido ha blanqueado dinero procedente de la mafia.

Alexander Romanov se instaló en Mallorca hace unos cuatro años. Creó una sociedad en España con su mujer, que utilizó para adquirir en propiedad el hotel Mar y Pins, situado en primera línea de mar en la localidad de Peguera. La pareja y los padres de ella (que también fueron detenidos) se instalaron en un chalé anexo al hotel, donde precisamente fueron detenidos. El dinero de esta compra, al que hay que añadir la inversión en la reforma del hotel que llevaba varios años cerrado, procedía, según cree la Guardia Civil, de las actividades delictivas de un grupo mafioso afincado en Rusia. Romanov, economista de formación, es un especialista en inversiones y por tanto los investigadores lo sitúan como uno de los jefes de la organización que se dedicaba a blanquear los beneficios. El servicio de Información de la Guardia Civil lo incluye en la organización Tangaskaya, una de las mafias más potentes del país que controla varios sectores económicos de Rusia.

Gracias a sus influencias políticas fue nombrado director general de Kristall, la destilería más importante del país. Su entrada en la dirección de la empresa no fue pacífica. Necesitó la ayuda de un grupo armado, que logró hacerse con el control de las oficinas. Su gestión al frente de la destilería le costó una acusación de fraude, por la que fue juzgado y más tarde condenado, si bien no llegó a ingresar en prisión. Para no entrar en la cárcel abandonó el país. Se instaló en Mallorca, donde se dedicó a invertir el dinero en intereses turísticos. El grupo al que pertenece Romanov es especialista en "raids", una práctica que se caracteriza por tomar el control de empresas mediante el uso de la fuerza.

Romanov, al instalarse en España, contrató los servicios de un abogado, que le ayudó a crear las sociedades con las que podía justificar el traspaso de fondos económicos. Cuando fue detenido en su vivienda de Peguera, que era el principal centro de operaciones del supuesto mafioso, insistió en que había ganado el dinero de forma honrada. No lo cree así la Guardia Civil, que antes de detenerle llevaba años siguiendo sus pasos.

La instrucción judicial sobre esta investigación continúa bajo secreto de sumario. La Guardia Civil está siguiendo varias pistas, que se basan en la abundante documentación que se intervino en el domicilio de Peguera. Romanov tenía varios ordenadores repartidos por su casa. Los agentes están investigando todos los archivos que fueron descargados de estos ordenadores.