­La Infanta desmintió ayer al notario de Barcelona que aseguró que Urdangarin creó la empresa Aizoon, entre otras cosas, para que el nombre de su mujer sirviera como escudo fiscal ante la inspección tributaria. Es más, aseguró que, precisamente, por su condición de Infanta Hacienda la vigila mucho más que a cualquier contribuyente. E insistió en que su marido no solo no le propuso que actuara de escudo tributario, sino que "por principios" no lo hubiera permitido.

El juez Castro asumió ayer la responsabilidad de interrogar a la hija del monarca y uno de los temas que quiso que le aclarara era el préstamo de 1.200.000 euros que recibió de su padre. Ya en el auto de imputación, el juez cuestiona esta operación, al sospechar que se trata de un donativo y no de un préstamo. Aún así, Castro no puede investigar esta operación porque cualquier delito estaría prescrito. La hija del monarca no quiso aclarar si se trataba de un préstamo o un donativo. Confirmó que este dinero lo invirtió en la compra del palacete de Barcelona y que hasta ahora solo había devuelto 150.000 euros. Dijo que en estos momentos no podía devolver más dinero, debido a las circunstancias económicas que atraviesa y negó a Castro que el Rey se hubiera planteado reclamarle el dinero por vía judicial. "Al final es mi padre y se fía de mí", insistiendo en que cuando pueda irá devolviendo el dinero.

También desmintió una declaración del notario que tramitó la escritura de la compra de esta lujosa casa, en la que afirmó que la Infanta se mostró reacia a firmar la operación porque tenía dudas sobre su financiación. La duquesa de Palma fue tajante y dijo al juez que nunca planteó esta queja por la adquisición, ya que entendía que la operación de financiación era viable, porque disponían del dinero por la venta de su anterior piso y además su padre también le ayudaba.

También aclaró en su declaración que ella no mantenía ninguna amistad especial con el matrimonio Torres. Aunque los dos maridos eran socios en el Instituto Nóos, explicó que en cuatro años las parejas habían compartido manteles en dos ocasiones. Uno de estos encuentros fue en el domicilio de Torres, en Barcelona. El juez le preguntó si conocía que le habían prestado al matrimonio Torres Tejeiro 400.000 euros de sus ahorros, para la compra de una nueva casa. La Infanta dijo que su marido le comentó la operación, que le pareció adecuada y que por ello lo autorizó. Sin embargo, no conocía más detalles del préstamo. Como tampoco podía recordar si había firmado en el libro de visitas cuando comió en la vivienda del exsocio de su marido.

Préstamo bancario

En el sumario del caso aparece un correo en el que Urdangarin se refiere a Isidre Fainé, presidente de la Caixa, como "un segundo padre". El juez le preguntó la relación personal que mantenía con el banquero y si la afirmación de su marido respondía a la realidad. La Infanta fue rotunda. "Fainé es mi jefe, no mi amigo". También aclaró, a preguntas del juez, que el préstamo que le concedió la entidad bancaria para financiar la compra del palacete lo negoció su marido y aseguró que no conocía las condiciones de la hipoteca.

Durante la declaración se le fue mostrando cada factura que reflejaba las compras que realizó con la tarjeta de crédito de Aizoon, su sociedad familiar. Aclaró que ella manejaba "entre tres y cuatro" tarjetas de crédito y que esa en concreto se la facilitó su marido.

Dijo que, en efecto, estas compras, como por ejemplo una vajilla o un libro de Harry Potter, las había realizado ella, si bien aseguró que no sabía en qué cuentas bancarias se habían cargado las operaciones. También aclaró que ella no sabía que varias de estas compras se habían declarado como gastos de la sociedad Aizoon, dado que no se encargaba de las cuestiones tributarias. Los temas fiscales y sobre todo la administración de Aizoon eran trabajo exclusivo de Iñaki Urdangarin.