Los fraudes relacionados con el suministro eléctrico han registrado durante este año un fuerte incremento en las islas, a la vista de las denuncias recibidas por las asociaciones de consumidores de Balears. La situación ha alcanzado un nivel que preocupa a las propias empresas del sector, que lamentan el daño que se está generando a su imagen por parte de personas que engañan a sus clientes con ofertas inexistentes o haciéndose pasar por sus trabajadores para robar en los domicilios.

Según el presidente de la asociación de consumidores La Defensa, Bernat Ferrer, este tipo de actuaciones irregulares son las que están mostrando un mayor crecimiento y afectan de una forma especial a las personas mayores. Según la información facilitada por los denunciantes, estos casos se producen por parte de personas que afirman ser agentes comerciales de alguna compañía eléctrica, y que ofrecen fuertes descuentos, que pueden llegar al 30%, si se cambia de empresa suministradora, sin explicar que esa rebaja se va a aplicar solo sobre el término de potencia y no sobre todos los capítulos de la factura, lo que hace que el beneficio económico real sea mínimo.

Del mismo modo, se ofrece al consumidor un seguro sobre sus instalaciones de gas o eléctricas, sin avisarle de que la firma del mismo va a conllevar un cambio de empresa eléctrica.

El presidente de La Defensa señaló que incluso se ha constatado que algunas de las personas que comenten estos engaños han llegado a sustraer la factura eléctrica del cliente de su buzón para así tener más información sobre los consumos de las familias a las que se quiere defraudar y hacer más verosímiles sus explicaciones.

Según pone de relieve Bernat Ferrer, estas prácticas se llevan a cabo sin el conocimiento de las empresas eléctricas, con las que se han mantenido contactos para darles a conocer lo que esta sucediendo en su nombre. En su opinión, se trata de individuos que cobran una comisión por cada cliente nuevo que consiguen, y que actúan con malas prácticas sin que lo sepa la empresa para la que dicen trabajar.

Fuentes de estas compañías eléctricas han reconocido estas situaciones y señalan que incluso han detectado casos de individuos que dicen trabajar para ellas y que ofrecen sus servicios, pero que en realidad no tienen ninguna vinculación laboral y que utilizan esa escusa para poder robar en los domicilios.

En este aspecto, las citadas fuentes del sector coinciden en que están manteniendo contactos con las asociaciones de consumidores para que informen a sus asociados de las malas prácticas que se realizan en su nombre, con el fin de que todas ellas sean denunciadas. Además, Bernat Ferrer señaló que estas compañías se han comprometido a extremar las precauciones a la hora de seleccionar a las personas que se van a dedicar a comercializar sus ofertas.

El presidente de La Defensa insiste en que las eléctricas son las primeras que han manifestado su interés en acabar con este tipo de fraudes, dado el daño que supone para su imagen.

Ranking de protestas

Bernat Ferrer señaló que las protestas de los consumidores que más han crecido este año son las vinculadas a esta comercialización de las eléctricas, hasta convertirse en las segundas más habituales, pero que el primer puesto sigue correspondiendo a las quejas sobre los servicios de telefonía, en muchos casos en relación a los números de tarifación especial y a los sms premium.

En tercer lugar, por lo que a volumen de quejas de usuarios se refiere, aparecen los talleres mecánicos, y también se está detectando un alza de las consultas relacionadas con la venta de muebles.

En relación a los fraudes que se comenten por vía telefónica, el presidente de La Defensa señaló que una práctica que se está detectando como habitual es el de las ofertas de empleo llamando a un número de teléfono. Cuando se hace ese contacto, la persona que atiende remite a otro número dependiendo de la zona en la que se viva, y al llamar a éste, se da otro teléfono diferente dependiendo de la especialidad laboral.

El problema radica en que estas llamadas se van haciendo a números de tarifa más cara, y durante la comunicación se van solicitando datos a la persona que busca el trabajo para alargar el máximo posible la comunicación. El resultado de este fraude será un fuerte aumento del coste de la siguiente factura telefónica que se reciba.

Ferrer es especialmente crítico con este tipo de prácticas, al considerar que se está engañando a personas que en muchos casos se encuentran en una situación económica extremadamente precaria y que buscan desesperadamente un puesto de trabajo.