Hace meses que en la Agencia Tributaria se habla de un fenómeno en expansión tras la debacle del sector de la construcción: organizaciones internacionales con mucho dinero de procedencia dudosa se dedican a comprar por cientos sociedades y empresas del ladrillo acosadas por las deudas, cuyos dueños venden a cambio de que el nuevo propietario se encargue de hacer frente a la totalidad o la mayor parte de los créditos pendientes. ¿Para que las quieren? Según explican empresarios del ladrillo consultados al respecto, el objetivo es básicamente uno: blanquear. "Hablamos de que se hacen con empresas que tienen suelo que en muchos casos no tendrá salida hasta que se recupere la compra de vivienda dentro de años, pero quienes entran tienen liquidez para ir pagando intereses de banco y, de paso, ir blanqueando dinero en empresas que llaman menos la atención de Hacienda que una que se funda nueva y empieza a invertir sin que se sepa de dónde salen los fondos", comenta un empresario, que asegura que estas operaciones se hacen en Mallorca pero, sobre todo, son generalizadas en las zonas de la península en las que el estallido de la burbuja inmobiliaria ha resultado más devastador.

Sudamérica y el este de Europa

Los compradores, detallan los empresarios, suelen ser grandes fortunas del este de Europa (rusos, ucranianos) y de Sudamérica, que blanquearían el dinero procedente de actividades ilícitas en estas sociedades que compran a través de testaferros con el apoyo de despachos de asesores y abogados especializados.

El esquema encaja en la forma de trabajo en Mallorca de la mafia de Alexander Romanov, un inversor discreto del que solo llamó la atención la generosidad con la que estaba reformando el hotel Mar i Pins. "Este tipo de obras son perfectas para blanquear dinero. Si lo hacen bien, es difícil que sepan lo que realmente gastan", comentaba ayer un empresario turístico local con intereses en el mercado ruso, que matizaba que desconoce las actividades de los Romanov en una isla en la que apenas se les conocía.