Los buenos vientos van a durar. O eso cree Simón Pedro Barceló, presidente del grupo que fundó su abuelo, que ayer explicó a los alumnos de la Escuela Balear de Turismo algunas de las recetas que están detrás del éxito de un conglomerado turístico que en 2013 ha experimentado un "extraordinario crecimiento" de facturación. La cifra final superará los 1.600 millones, aclaró Barceló, que matiza que el beneficio antes de impuestos se quedará en unos 170 millones, cifra similar a la del año pasado, por la marcha irregular del negocio de viajes, ligado a la débil demanda del mercado español.

Aunque el futuro pinta mejor, explica el hotelero, que cree que la leve recuperación que se espera para 2014 en España reactivará el consumo. Mientas tanto, el grupo seguirá cosechando lo sembrado en dos décadas de internacionalización, que hacen que hoy Barceló sea "una empresa más internacional que española", con 100 hoteles fuera de España y 50 en territorio nacional. Esa es precisamente la línea que prevén mantener: Simón Pedro Barceló y los diez primos con los que comparte el histórico grupo mallorquín apuestan más por reforzar la posición estratégica donde ya están instalados que por emprender nuevas aventuras.

Invertirán así para aumentar presencia en Italia y Alemania, mientras buscan ubicación céntrica en Madrid, exploran entrar en Alcúdia, reestructuran su oferta en Canarias para llevarla a las zonas pujantes del turismo actual, y amplían presencia en Turquía, donde ya disponen de tres hoteles.

En Mallorca, Barceló aconseja al sector "mejorar instalaciones" para limar la estacionalidad. Aunque no considera posible competir con destinos cercanos de clima más agradable en invierno, sí confía en que la temporada se alargue a "siete u ocho meses". Para ello ve preciso aprovechar más el tirón de Palma, hoy "desconocida como destino de fin de semana" y aconseja contener costes (fiscales, laborales) para seguir siendo competitivos frente a otros destinos (en los que Barceló también invierte).

Preguntado por los alumnos por el Palacio de Congresos, se declaró "el menos indicado [para hablar]": "Fui parte implicada [abandono la concesión], pero ahora que la economía se recupera, cuando haya un pliego de condiciones más atractivo habrá candidatos a coger el Palacio". No se mojó sobre si será él mismo quien lo intente.