El expresidente balear Jaume Matas ha proclamado hoy su "inocencia", tanto de la acusación de cohecho por la que se le ha juzgado desde el lunes, como en la veintena de piezas del caso Palma Arena en las que está imputado a petición del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, quien está convencido de que "miente".

"Tengo la conciencia tranquila, quiero seguir demostrando mi inocencia", ha afirmado Matas para cerrar el juicio con jurado por haber exigido presuntamente a un hotelero que contratara a su mujer, Maite Areal, por 42.000 euros anuales sin que ella hiciera a cambio trabajo alguno.

El exministro de Medio Ambiente, que ha defendido que pidió al hotelero un favor como amigo, ha aprovechado su intervención para defender su honestidad en este caso y en el resto de los procesos judiciales en los que está involucrado, incluido el que le supuso una condena firme de 9 meses de prisión por tráfico de influencias.

"He podido demostrar que el 95 % de las acusaciones contra mí no correspondían a la realidad", ha afirmado en alusión a la rebaja a nueve meses por parte del Tribunal Supremo de la pena de seis años que inicialmente le impuso la Audiencia de Palma por la primera pieza juzgada del caso Palma Arena.

Pero el fiscal Pedro Horrach, que sostiene la acusación pública en todos los procesos del caso Palma Arena, incluido el caso Nóos, ha afirmado en sus conclusiones que todos los testimonios y pruebas aportados en el juicio por cohecho demuestran que "miente Matas y miente su mujer".

El acusador público, que al inicio de la vista describió la última legislatura en la que gobernó el exministro como un periodo dominado por los abusos de políticos que se creían "semidioses", ha instado hoy al jurado a "no tolerar" la utilización del cargo de presidente autonómico para "exigir una comisión en especie" de "modo sibilino".

A las 14.00 horas el juez Juan Jiménez, que ha dirigido el juicio de esta sexta pieza del caso Palma Arena, ha entregado el objeto del veredicto al jurado popular, desde ese momento incomunicado para deliberar sobre la inocencia o culpabilidad de Jaume Matas, al que la Fiscalía demanda una multa de 9.000 euros.

Los nueve integrantes del jurado tendrán que sopesar las pruebas y testimonios de las dos jornadas previas y los argumentos expuestos esta mañana por Horrach y el defensor de Matas, Miquel Arbona, que ha planteado que tanto el hotelero que contrató a Areal en 2007 como su anterior patrón en una asesoría fiscal y laboral han afirmado que lo hicieron por "amistad", luego no hay delito.

Arbona, que reclama la libre absolución, ha recordado al jurado que su función es juzgar los hechos que se atribuyen a su cliente y no "ajustar cuentas con nadie, ni hacer pagar al señor Matas ni por la crisis, ni por otros políticos".

"Se trata de decidir si el contrato que se firmó era cierto o no", algo para lo que debe ser definitivo el testimonio de Ramis, quien declaró que era amigo de Matas y que por ello dio trabajo a su esposa.

Arbona ha rebatido también que los testigos que refuerzan sus tesis hayan mentido, como ha sostenido la Fiscalía, puesto que nada tienen que perder diciendo la supuesta verdad y nada que temer de Matas, un hombre cuya "carrera política no es que esté acabada, es que está absolutamente enterrada".

Para el fiscal, por contra, para el hotelero darle trabajo a la mujer del entonces presidente constituía "una inversión privada para captar dinero público", algo que justifica que la despidiera después de que el PP perdió la mayoría absoluta en los comicios regionales de 2007.

"Si Matas hubiera ganado las elecciones ella habría seguido siendo la supuesta relaciones públicas del hotel Valparaíso", ha insistido el acusador público, que ha recordado que entre 2000 y 2007 el establecimiento facturó 400.000 euros a instituciones gobernadas por el PP y al propio partido.

También ha expuesto al jurado que en toda su experiencia laboral después de ejercer de maestra, Areal "lo único que puede vender es que es la mujer del señor Matas" y los contactos como relaciones públicas de los que ha dado cuenta en el juicio están todos ligados al entorno político de su marido.