"A mí me nombra Bauzá en persona, y me echa de la gerencia de IB3 justo cuando le decimos que no compramos su vinoteca Divino. Sofocamos un fuego cuando le aportamos la inversión que publicó tu diario (140 mil euros). Hicimos una muy buena amistad, me abrazaba efusivamente cuando venía al Ritz de Madrid". Así explica un desencantado Borja Rupérez su relación con el president de Balears, que quiso combinar el cargo público con la administración, presidencia y apoderamiento de sus negocios privados.

En una extraña carambola, Rupérez se ha convertido en el primer alto cargo encarcelado del Govern Bauzá. La familia política a la que presuntamente intentaba robar estaba vinculada por sus negocios vitivinícolas a la adquisición de la vinoteca que daba quebraderos de cabeza al líder del PP balear. De hecho, "las empleadas de Divino hicieron un cursillo en los viñedos de mis familiares".

Según Rupérez, el president de Balears era consciente de los problemas anejos a sus negocios. "El president me dijo que ´tengo que vender la vinoteca porque soy el adalid anticorrupción´, y nos pidió 350 mil euros". En la versión del empresario encarcelado y de su socio mallorquín, Jesús Bleda, el líder conservador les imploró el préstamo previo "porque tenía miedo de salir en el RAI como moroso. Insistía en que ´me tenéis que comprar la empresa. Yo tengo que salir de ella, porque ahora siendo presidente...´. Es un inconsciente, nos reconocía que llevaban tres letras sin pagar".

Esta versión discrepa abiertamente de la sostenida por Bauzá, que en sus palabras nunca sintió incomodidad alguna por hallarse al frente de un negocio mientras presidía la comunidad. En realidad, no podía desvincularse porque los bancos hubieran embargado de inmediato una empresa que reconocía 330 mil euros de pérdidas.

La franqueza en la relación entre Bauzá y el encarcelado Rupérez se debía a que "éramos amigos personales", siempre por iniciativa del político de acuerdo con el exgerente de IB3. "Compartimos con nuestras familias la comida de Navidad de 2010, la última antes de que ganara las elecciones".

La "muy buena amistad" se cebó cuando Rupérez expuso a Bauzá los secretos sobre la correcta retransmisión de un mitin. El amigo pasó pronto a prestamista. En la versión coincidente de ambos donantes, la entrega de los 140 mil euros solicitados por el president se efectuó en cuatro entregas de 35.000 euros, siempre en sobres. Dos de ellas tuvieron lugar antes de las elecciones, las otras dos cuando ya estaba en el Consolat.

A continuación, el amigo y prestamista pasó a gerente de IB3. Según los socios agraciados, la propuesta surgió de labios de Bauzá de improviso, "¿no te interesaría trabajar en IB3? Yo te podría dar un cargo". Rupérez fue nombrado dos semanas después. La labor de seducción presidencial se acentuó hasta el punto de que "Bauzá llegó a prometerme la dirección de RTVE en Madrid, como si yo no supiera que ese cargo no depende de él".

En realidad Rupérez había comentado en su despacho de IB3 que "yo me voy a Madrid en cuanto a mi amigo lo hagan ministro". Cuando el gerente a quien nadie conocía en Mallorca llegó a la sede del canal autonómico, y se ofrecieron a hacerse cargo de su equipaje, replicó que "no es necesario, lo tengo en el coche de mi amigo que ha venido a buscarme al aeropuerto. Mi amigo, el presidente".

Bauzá siguió tejiendo su red, y ofreció la venta de la vinoteca. Al verse rechazado, destituye a Rupérez, corta la comunicación y, según los prestamistas, anuncia a través de intermediarios que no reconoce la deuda ni piensa satisfacerla.

La bravuconada presidencial se desvanece al escuchar las grabaciones -de sonido, sin imágenes- que sus acreedores habían efectuado a través de un iPhone, y que fueron ofrecidas en cientos de miles de euros a directivos de grupos mediáticos. La publicación en este diario de la delicada situación en que se había colocado el president aceleró las negociaciones, entre cuatro abogados madrileños, para una devolución fraccionada de la cantidad adeudada. Según Rupérez, "Bauzá ha nombrado un bufete en Palma y Madrid. El president ha pedido que su asunto se resuelva de inmediato, porque teme las preguntas de la oposición. Ahora tiene mucha prisa".

Bauzá no tenía nada que temer. Sus embarazosas evasivas fueron acreditadas cuando la oposición llevó los negocios del president y el rocambolesco nombramiento de Rupérez a la fiscalía. Bartomeu Barceló, fiscal jefe de Balears, fue diligente a la hora de archivar las diligencias. Ya sólo restaba devolver los 140 mil euros, con unos notables intereses porque, en la boca de los acreedores, "este asunto nos ha generado un daño que debe ser indemnizado".

El flujo de pagos de la deuda de la vinoteca prosigue, con intermitencias que han puesto nerviosos a los donantes de los sobres. En una entrevista con este diario en mayo, Bauzá era cauto al desentenderse de su antiguo amigo. En su versión, "yo no nombré gerente de IB3 a esa persona, lo hizo el consejo de administración". El formulismo no oculta que nadie en el citado órgano conocía al digitado.

-¿Conoce usted a Rupérez y Bleda?, ¿por qué habrían de inventárselo?

-Conozco a estas dos personas, pregúnteles usted.

En la charla posterior a la entrevista, Bauzá se refugió en un ambiguo "yo no he visto un euro", dado que el dinero fue a la vinoteca. Rupérez retrató con exactitud al president "que es muy hermético, no por estrategia, sino para ocultar sus limitaciones. Me insistió en que no dijera una palabra de la compra de la vinoteca a su inseparable Javier Fons".