IB3 vive momentos críticos. Tras gastarse más de 650 millones de euros públicos entre su fundación en 2004 y el cierre del año 2012, sin generar apenas ingresos propios, el ente de radiotelevisión balear está al límite. Casi exhausto. Lo advierte la consultora Fornés y Asociados en la última auditoría financiera realizada al conglomerado audiovisual fundado por Matas, en la que señalan que "la sociedad plantea cuestiones importantes en lo concerniente a los fondos propios negativos que arrastra", que hacen que IB3 esté "en causa de disolución, al existir pérdidas que dejan reducido el patrimonio neto a una cantidad inferior a la mitad del capital social". Concretamente, el ente arrastra un patrimonio negativo de 28,8 millones. Al tiempo que sufre problemas de liquidez preocupantes, avisan los auditores: "El hecho de que el circulante sea negativo también hace dudar de la continuidad de la empresa".

Todo porque, como le pasaba al recién quebrado Canal 9 valenciano, el negocio es ruinoso. Lo constatan los números recogidos tanto en la auditoría del ente, como en las correspondientes a sus sociedades de televisión y radio: la estructura que da músculo a IB3 ingresó en 2012 apenas 457.091 euros por sus propios medios, pero gastó más de 45 millones. Así que por cada euro generado, fundieron 100. ¿Quién los puso? Pues el de siempre: el contribuyente aportó a través del Govern Bauzá 44,8 millones en concepto de "subvenciones de explotación" para la cadena en el año 2012.

Como adelantó este diario en febrero, de esos 44,8 millones, 14,7 llegaron a la tele tras ser desviados de partidas públicas como las destinadas originalmente a pagar las becas escolares, la que sufraga la reposición de material sanitario en centros de salud, o las que sostienen la actividad de la empresa que apaga los incendios forestales, Ibanat. Aunque la situación no era nueva. Un año antes, en 2011, los ciudadanos de las islas habían aportado otros 46 millones a la televisión que mejor trata al Govern Bauzá. Y más costosa todavía era la tele en tiempos del president Antich y su Pacte de Progrés, cuando el ente siempre al servicio del Govern de turno recibió 88 millones del contribuyente, más de lo que cuesta mantener abiertos los hospitales de Inca o Manacor. O veinte veces más de lo que invertirá en el año 2014 el Govern Bauzá en promocionar el gran negocio de Balears, el turismo (que recibe 4 millones, menos de lo que gasta IB3 cada año en series de televisión).

Hundimiento publicitario

De ahí el ahogo de IB3, que tiene réplica tanto en la radio como en la tele. A ambos medios les afecta el mismo mal: se les han hundido los ingresos, mientras mantienen una estructura de gastos que solo se sostiene con subvenciones públicas. La televisión, por ejemplo, ha visto cómo su facturación por publicidad pasaba de 5,1 millones en 2010 a 1,9 en 2012, el último ejercicio cerrado. Tampoco está la radio para tirar cohetes: facturó por publicidad 62.619 euros en el año 2012, una suma tan minúscula que no daría ni para pagar el sueldo anual que llegaron a cobrar algunos de sus locutores estrella. El desfase es tal que con lo que la radio ingresa al año por publicidad apenas da para cubrir una décima parte de lo que le reclama la SGAE en concepto de derechos autor (552.562 euros).

En este contexto, los auditores aseguran que las pérdidas acumuladas por IB3 y sus distintas ramificaciones indican una "incertidumbre, cuya resolución está supeditada a que la Comunidad preste apoyo financiero y patrimonial". Afirman además que la viabilidad de la empresa depende de futuros mecanismos extraordinarios de pago [como el plan de proveedores activado en 2012 y 2013 por el Gobierno Rajoy] y de "un plan futuro de aportación que mitigue la deuda". O traducido: mañana, como ayer, solo una opción hace viable IB3, que los baleares sigan apoquinando, y las administraciones continúen tapando con dinero público el agujero en su televisión gregaria.

Pero ni con esas. Porque pese a los planes de pago a proveedores con los que el Gobierno central ha dado liquidez a la tele, pese a las sucesivas inyecciones de capital del Govern y pese a los créditos bancarios con los que se sigue financiando el engranaje de IB3, el ente de radiotelevisión cerró el año aplazando pagos a proveedores fuera de tiempo legal por valor de 4,75 millones, y abonando sus facturas con 488 días de retraso sobre el plazo máximo que marca la ley, como revela el informe de auditoría. Peor aún es el caso de Televisión de Illes Balears S.A., una de las sociedades en las que se articula el ente, que en el año 2012 pagó con 513 días de demora. Y la asfixia va a más: un año antes, en 2011, sin planes de proveedores a los que aferrarse, IB3 se retrasaba 247 días, una barbaridad la mitad de bárbara que la del último ejercicio.

Con todo, pese a los sucesivos rescates en forma de subrogación de crédito que han protagonizado tanto este Govern como el anterior para quitarle deuda al ente a costa del contribuyente, la televisión debía al cierre de 2012 un total de 25,2 millones a los bancos y 15,7 millones a proveedores, a los que se suman otros 7 millones que adeuda el ente a sus subcontratas. Y para que la bola de nieve siga creciendo, en ese mismo 2012 IB3 concertaba otros 29,3 millones en créditos, que aseguran un futuro de deudas hasta el año 2020. Por ahora.

Contratación a la carta

Tan preocupante como la deuda es la opacidad en la gestión del ente. Cada año la Sindicatura de Comptes denuncia la falta de expedientes que justifiquen la contratación de servicios externos por valores millonarios. Y cada año IB3 mira hacia otro lado y sigue igual. Ahora son los auditores de Fornés los que documentan que tanto el ente como la radio y la tele hacen "contratos mayores sin expediente justificativo", al tiempo que mantienen acuerdos con empresas que incumplieron compromisos previos y prorrogan contratos menores sin justificarlo. Así que la televisión no solo pierde dinero a mansalva, sino que además lo hace sin ceñirse mínimamente a la ley que rige la contratación pública.