El Govern que tanto erró al inicio de curso al medir el impacto social de una huelga educativa que acabó desembocando en la mayor manifestación de la historia balear, repite fallo y se instala definitivamente en la ceguera. Una anécdota de las últimas horas se lo explica: acabada la enésima jornada de negociación, un sindicalista lamenta ante la muy nutrida delegación de altos cargos presentes en la mesa que la falta de acuerdo es "un fracaso" de todos, una derrota de los profesores que quieren educar y los alumnos que merecen aprender, a lo que uno de los muchos asesores de Educación que estos días vacían la Conselleria para negociar sin llegar a ningún acuerdo responde con un eufórico "¡perfecto!"

En una negociación suelen decir más los gestos que las palabras, pero en este ejemplo no está claro si la alegría del asesor era porque el fracaso negociador es justo lo que perseguía o porque le alegraba el horizonte de la entonces inminente suspensión de la huelga. Lo que en cualquier caso queda patente en esa simple anécdota es que ni ese asesor ni los muchos cargos del Govern que tras el anuncio de suspensión se expresaban con sonrisas y frases como "se acabó" acertaban con el diagnóstico. Su fallo, el que llevan cometiendo desde la pasada primavera: no entienden a los casi 15.000 profesores, las decenas de miles de padres de alumnos, y los numerosos electores propios y extraños que tienen enfrente.

Por eso daban por acabado lo que no ha hecho más que empezar, como prometían ayer profesores y padres alumnos, una entente con pocas fisuras en la que avanzan que mañana vuelven a las clases con la firme intención de no aplicar el TIL (Tratamiento Integrado de Lenguas). Así que la huelga se suspende y el TIL se muere para desembocar en un nuevo modelo educativo de facto: los profesores y los padres se autogestionan mientras el Govern Bauzá predica su reforma en el desierto. "No habrá normalidad, porque el Govern no permite que la haya", coincidían unos y otros.

Los padres, con los profesores

Quedaba clara la unidad de acción en el desacato al TIL ayer por la mañana, cuando a primera hora los sindicatos y la Assemblea proponían una autogestión escolar que horas después abrazaban las asociaciones de padres reunidas en Marratxí. Eran más de 200 representantes de 98 centros que durante horas de debate expusieron una de las medidas que tiene pinta de convertirse en eje de la lucha contra la imposición del TIL a partir de ahora: los consejos escolares de cada centro decidirán a partir de ahora si vuelven al proyecto educativo del año pasado, el previo al TIL. Así que no habrá un boicot de tapadillo, como se planeaba hace unos días, sino una oposición expresa y frontal, respaldada por los consejos en los que están representados los padres, los profesores, los alumnos y la directiva de cada centro.

Esa opción, el rechazo explícito al TIL, ya ha sido votada y aprobada en 6 centros de las islas. Pronto otros colegios e institutos seguirán sus pasos. Y parece que serán muchos, a juzgar por el respaldo que cosechó la idea en la reunión de ayer en Marratxí. La consecuencia será directa: mientras el Govern, sindicatos y asamblea siguen negociando, el TIL estará en suspenso. Ese es el escenario que describían tanto el presidente de las federaciones de padres, como los sindicalistas representados en el comité de empresa y portavoces de la Assemblea de Docentes. Todos a una, por separado, pero en coincidencia casi plena, explicaban que esa decisión autónoma de cada centro "es una de las opciones para continuar una huelga que no se ha acabado, solo se ha aplazado". La lucha verde evoluciona así para dejar paso a otra forma de protesta que, probablemente, estará marcada por interrupciones periódicas de las clases, pero que, sobre todo, tomará forma de movilización en la calle. "Tenemos 23 folios de propuestas para continuar la movilización", detalla Iñaki Aicart, de la Assemblea de Docents, que ayer confirmaba lo que el viernes se intuía como lógico una vez decidida por los profesores la suspensión temporal de la huelga: las clases vuelven el lunes.

Despejada esa duda central sobre la vuelta al cole, la cuestión clave es qué hará el Govern cuando la huelga que daba por acabada se convierta en una rebelión contra el TIL. Preguntados al respecto, los portavoces oficiales del Ejecutivo Bauzá explican, en un tono mucho más pausado y sensato del últimamente habitual en el fragor de la batalla educativa, que no tienen ningún deseo de aumentar la tensión cuando se va a seguir negociando, que el objetivo del Govern y el president es buscar una solución "dialogada y de consenso" en la negociación que continuará mañana a partir de las cinco, y que la única hipótesis que manejan en caso de que los consejos escolares decidan saltarse el TIL este año y volver al programa del curso pasado "es que la ley está para cumplirla". "Esperamos que no pase y que todos actuemos con responsabilidad y respeto a nuestras obligaciones, dialogando el lunes [por mañana]. Pero si llega a pasar [y los consejos deciden saltarse el TIL tras votación democrática] tendremos que estudiar cada caso, aunque al margen de las opiniones personales está la normativa".

Sanciones a quien incumpla el TIL

¿Alguna traducción a todo esto? Sí, una fundamental, concedida a regañadientes por el Govern tras mucha insistencia: en caso de que los consejos escolares se rebelen contra el TIL y los directores de los centros, que al final son los que deciden qué hacer, opten a instancias del consejo por no aplicar la reforma este curso, el Govern actuará "del mismo modo que se hizo con los centros de Menorca". Se refieren estas fuentes oficiales a una de los episodios que avivó las llamas de las protestas contra la reforma educativa de Bauzá: las diligencias y posteriores expedientes abiertos contra tres directores de Menorca que rechazaron aplicar el TIL, a los que se les retiró el cargo y los complementos salariales que lo acompañan, mientras se les tramita una expediente sancionador aún en curso.

En resumen, si los consejos escolares en los que están representados los padres y la comunidad educativa de cada lugar votan democráticamente desactivar el TIL en sus centros durante este curso, el Govern responderá con la inspección educativa y sus consecuentes sanciones. Suena a amenaza en toda regla, pero en el Govern insisten una y otra vez que no lo es, que es simplemente seguir lo que marca la ley. "Tomaremos medidas para que se cumpla [el TIL]. Pero a día de hoy la realidad es que no hay ninguna comunicación oficial de desacato [del TIL] por parte de ningún centro, por lo que confiamos en que el lunes los niños estén en el colegio y los adultos negocien una solución consensuada en la reunión convocada para ello".

Allí estarán los sindicatos y la Assemblea de Docents, que insistían en las últimas horas en que no harán nada que no esté respaldado por los padres. Aunque lo tienen fácil: los padres, hasta ahora, respaldan todo lo que hacen. O también lo hacían ayer la inmensa mayoría de los que participaron en la reunión de asociaciones convocada en el instituto de secundaria de Marratxí, donde se escuchaban frases tan contundentes como la de un padre que le afeaba a Bauzá que "presuma de libertad de elección de lengua mientras nos priva de la liberta de elegir el TIL". Y eso es justo lo que van a hacer: elegir o no el TIL. Queda por ver si el Govern vuelve a la carga con los inspectores, como planea, o abre finalmente la mano para calmar lo que queda de curso, como ya le sugieren a Bauzá tanto los directores de centros, como las asociaciones de padres, los portavoces de la oposición política (PSIB y MÉS) e incluso algunos de los asesores y políticos del PP más moderados.