"No se trata de humanizar el cáncer infantil, sino de dar información verídica a los padres sobre la enfermedad de sus hijos. Cuando el oncólogo explica a los progenitores qué les pasa a sus hijos, éstos sufren una especie de shock y no asimilan todo lo que se les dice. ¿Qué hacen entonces? Acuden a internet para informarse más extensamente. Y allí obtienen información que en ocasiones es errónea. Por eso decidimos montar este servicio, para dar información verídica a los padres con la que puedan afrontar el cáncer de sus hijos".

Quien suscribe estas palabras es la doctora Ángela Tavera, pediatra especializada en oncología infantil y una de las artífices de un servicio que desde hace dos años ofrece el hospital de Son Espases a los padres de los niños con cáncer. Un servicio por el que ya han pasado unas 45 familias, se congratula Juan Manuel Gávala, coordinador de las charlas y supervisor de enfermería de la unidad de oncología pediátrica del hospital de referencia.

"Damos tres sesiones informativas de unos 45 minutos de duración cada una. En la primera, más centrada en la enfermedad del niño y en resolver las dudas sobre los distintos tratamientos que va a recibir, participan la doctora Tavera y la enfermera de cuidados paliativos pediátricos Rosa Fullana. Los enfermeros del hospital de día y de oncología pediátrica imparten la segunda sesión, que versa sobre los hábitos de higiene y alimentación que han de seguir los padres cuando su hijo ya se encuentra en casa tras el alta. Por último, los psicólogos Xavier Delgado, de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Balears (ASPANOB), y Ana Daviu, del Hospital Sant Joan de Déu, se encargan de una tercera sesión en la que preparan psicológicamente a los padres para afrontar mejor la enfermedad de sus hijos", explica Juan Manuel Gávala.

Leucemias y tumores cerebrales

En la primera charla, en la que se abordan las cuestiones técnicas de la enfermedad, los progenitores se interesan sobre la duración del tratamiento, cuantas sesiones de quimio van a necesitar los pequeños o si precisarán de radioterapia o de un trasplante de médula. "Leucemias y linfomas y tumores cerebrales son los cáncer más frecuentes que afectan a los niños. Y los de Balears no son una excepción. Aunque dependerá mucho del tipo de tumor y del estado en que se coja, la tasa de supervivencia suele ser muy alta ya que entre el 75% y el 80% de los niños se acaban curando", explica la doctora Tavera, que revela que las dudas más frecuentes de los padres están vinculadas a un sentimiento de culpabilidad.

"Nos preguntan si han podido hacer algo para que su hijo tenga un tumor. Las madres están preocupadas por si algo que han comido durante el embarazado puede ser la causa de la enfermedad. Pero les dejamos bien claro que la razón es desconocida, que no es producto de nada que hayan hecho", recalca la doctora Tavera.

Los tratamientos de quimio son duros y obligan a dispensar a los pequeños antieméticos con los que combatir las náuseas y vómitos, además de que provocan una inevitable caída del cabello que se suele recuperar más tarde.

Juan Manuel Gávala explica que en la segunda sesión, la que aclara cómo se debe actuar con el niño en casa una vez que se le ha dado el alta hospitalaria, se abordan dudas sobre la alimentación, animales, cuidados de la piel, etcétera.

Evitar yogures

Sobre la primera, el enfermero matiza que si el niño se encuentra con las defensas altas, "prácticamente puede comer de todo teniendo precaucación, eso sí, con las carnes crudas y los yogures que, por su alta carga bacteriana, pueden llegar a provocar infecciones secundarias".

Si las defensas están bajas, la cosa cambia un poco. "Han de evitar comer fruta con piel, sobrasada o productos de matanzas caseras y carnes crudas o embutidos al corte. Mejor usar los envasados al vacío", alecciona el enfermero.

También se desaconseja la tenencia de mascotas animales, por las posibles infecciones que pueden llegar a contagiar a los pequeños. "Otra cosa es que ya tuvieran un perro o un gato antes de que se les diagnosticase el tumor. En estas circunstancias no le vas a quitar su mascota, porque la medida puede ser más perjudicial que la posible enfermedad que pueda trasmitirle el animal", matiza Gávala.

De la misma manera, el enfermero aconseja extremar los cuidados de la piel ante los rayos solares -"la piel de los niños en procesos oncológicos es aún más sensible"- y desaconseja bañarse en piscinas públicas y en playas con aguas no muy limpias para evitar que unos pequeños con las defensas más mermadas de lo normal contraigan infecciones.

La tercera de las sesiones que se ofrecen a los progenitores la imparten los psicólogos que han asistido a las dos precedentes con el objeto de analizar de qué pie cojean los padres. "En las charlas anteriores los psicólogos ven si una madre muestra una ansiedad más acusada o si un padre sobrelleva con más pesimismo la enfermedad de su hijo e intentan arreglar el problema", concluye Juan Manuel Gávala, que no quiere acabar sin recalcar que este proceso persigue dotar a los padres de mecanismos de respuesta y humanizar una enfermedad aún maldita.