Según el Tribunal Supremo, Matas es un delincuente corrupto, pero no tendrá que ir a prisión. El expresident y sus sucesivos abogados habían intentado reiteradamente en los últimos años que fuera el Supremo quien juzgase sus casos de presunta corrupción. Precedentes como las sentencias favorables a los intereses de Matas como las de Bitel y Mapau hacían que el expresident buscase en el Alto Tribunal la comprensión que no ha encontrado ni en el juez instructor José Castro, ni en la presidenta de sala de la Audiencia Provincial que le juzgó, Margarita Beltrán. Ayer, la intuición de Matas se demostró acertada: el Supremo rebaja su sentencia de seis años de cárcel a únicamente nueve meses y un día, con lo que evita entrar en prisión.

En marzo de 2012, la Audiencia había condenado a Matas por prevaricación, malversación, falsedad en documento público y mercantil, fraude y tráfico de influencias. Ayer, la sala segunda del Supremo absolvía al expresident Matas de cinco de los seis delitos , limitándose a culparle de tráfico de influencias, tras concluir que empleó su posición de poder para condicionar la entrega de más de 449.000 euros públicos en una subvención irregular.

Así que Matas es, desde ayer y por sentencia firme del Supremo, un delincuente, aunque puede pedir la suspensión de condena por no superar los dos años de pena. El expresident evitará de ese modo convertirse en presidiario. Al menos por ahora: Matas solo ha hecho frente a un juicio, pero en los próximos meses se podría ver en el banquillo para responder por 19 de las 29 piezas que sigue instruyendo el juez Castro dentro del amplísimo sumario del caso Palma Arena.

Una sentencia con recorrido

Aunque esta primera sentencia, que cayó como un jarro de agua fría sobre los fiscales anticorrupción, puede tener más recorrido, explican los juristas consultados. Entienden que el Supremo entra de lleno a desmontar el razonamiento jurídico que llevó a una condena que suponía fijar, sobre una de las piezas más simples del Palma Arena, las bases sobre las que se asentarían los futuros juicios y sentencias de Matas. Ahora eso podría favorecer a Matas. Contra la opinión de la Audiencia, el Supremo cree por ejemplo que el expresident no cometió prevaricación en una adjudicación de 200.000 euros sembrada de irregularidades, porque, dicen, "los servicios contratados se prestaron". Aseguran que tampoco hubo malversación: la Audiencia Provincial, en su sentencia de 2012, defendía que los 200.000 euros pagados a la agencia Nimbus por orden de Matas se convirtieron en realidad en comisiones y sueldos para el auténtico beneficiario encubierto de la operación, el periodista y amigo de Matas Antonio Alemany, pero el Supremo considera esas comisiones pagadas con dinero originalmente público un mero "acuerdo entre particulares". "La condición ética de reprochabilidad de los actos denunciados no puede determinar la sanción penal", argumentan en el fallo. El tribunal arguye además que las pruebas e indicios que llevaron a la Audiencia a condenar a Matas no son en todos los casos suficiente para soslayar la presunción de inocencia del expresident.

Discrepancias en el Supremo

La condena previa de la Audiencia, y la lectura que antes de eso hizo el juez instructor, José Castro, se resquebrajan así a ojos del Supremo, cuyos magistrados se encontraron con una discrepancia: el voto particular del juez Alberto Jorge Barreiro. A diferencia del ponente y presidente de sala, Carlos Granados (un exfiscal general nombrado en su día por el PSOE con apoyo del PP, el mismo que archivó la semana pasada las investigaciones contra el exministro socialista José Blanco por el caso Campeón), Barreiro da por probado que Matas incurrió en prevaricación y falsedad documental, aunque no así en malversación. Un ejemplo claro: el magistrado Barreiro califica de "típico fraude" un episodio que la sentencia del Supremo ve como un concurso adjudicado legalmente. "El contrato surgido del concurso público organizado por el Gobierno [balear, a favor de la empresa Nimbus] era un contrato simulado", concluye Barreiro, que subraya que se le adjudicó a una empresa para pagar realmente a otra persona. Y todo al dictado de Matas, sostiene el discrepante, que se alinea con la lectura que hizo el juez Castro y con la que llevó a la Audiencia a condenar a Matas.

Una multa total de 17.550 euros

Pero el voto particular de Barreiro no cambia el fallo. Matas se libra de la cárcel, y se verá obligado a pagar una multa de 6.000 euros. Esa sanción, sumada a los 11.550 euros de castigo que deberán abonar otros dos acusados (Alemany y Martorell), implica que las arcas públicas no se recuperarán del golpe de los ahora condenados: frente a los 17.550 que van a pagar, las adjudicaciones juzgadas le costaron a los baleares 650.000 euros.

Con ellos el Govern Matas regó las cuentas de Alemany, el único los condenados que irá a prisión. El excolumnista de El Mundo y redactor de los discursos del president Matas había recurrido también la sentencia ante el Supremo , pero en su caso la condena supera los dos años, así que entrará en la cárcel. El Supremo condena de forma firme a Alemany por prevaricación, malversación y falsedad documental.

De hecho, el periodista fue el gran beneficiario de este caso de corrupción. Más allá de los 197.443 euros que se repartió con Nimbus en un concurso que la Audiencia y el magistrado del Supremo Barreiro consideran "amañado" y "simulado"(no así la sentencia del Supremo, que lo ve todo legal), Alemany cobró 11.550 euros por artículos que nunca escribió ni publicó. Curiosamente, este episodio, el menos oneroso para las arcas públicas de los cuatro analizados por el Supremo en esta pieza, es el que le costará la libertad a Alemany.

Y eso que el ya condenado y futuro preso se lucró mucho más con el último de los hechos juzgados: para redondear la cuenta cobrada al Govern del PP, se embolsó 449.734 euros en subvenciones de Matas, con los que debía poner en marcha una agencia de noticias. Esa subvención es la que le acaba valiendo la condena a Matas por tráfico de influencias. "Utilizó su autoridad jerárquica para presionar", consiguiendo así, dice el Supremo, que se le dieran 449.000 euros al periodista y amigo que además la redactaba los discursos. Uno y otro son ahora considerados corruptos por el Supremo, aunque solo Alemany entrará en la cárcel. Por ahora: aunque ayer Matas sacaba pecho, esta sentencia es solo el primer round de una pelea judicial en la que al expresident le quedan 19 asaltos.