"Quiero para España un gobierno como el que preside Jaume Matas en Balears". Hágase. El deseo de Mariano Rajoy en febrero de 2004 está cerca de hacerse realidad: preside un Ejecutivo enredado en un escándalo de presunta corrupción. Como el de Matas. Cumplida su aspiración, Rajoy vuelve hoy al lugar de los hechos para hablar de Europa, mientras su país se pregunta por los sobres y los sueldos del extesorero al que el presidente hoy no nombra, aunque en su día lo llamó públicamente "amigo". Como a Matas. Eran otros tiempos. Distintos, de euforia económica y corruptelas a tutiplén, aunque mejores para Balears en su relación con Moncloa. Fácil: todos los presidentes que en Moncloa han sido han maltratado a las islas, relegadas sistemáticamente en el reparto autonómico del pastel estatal, aunque ninguno lo había hecho con tanta saña como Mariano Rajoy.

Los datos hablan solos. Y hablan mal: Rajoy ha aprobado en dos años un total de 229 millones de euros de inversión en Balears, menos de lo que destinaban al archipiélago los presidentes Zapatero y Aznar en algunos trimestres. Menos incluso en todos los proyectos de Balears de los que el Estado se gasta en limpiar los trenes de Cataluña (en serio). ¿Austeridad? Claro, pero para unos más que para otros: en su Galicia natal, Mariano Rajoy ha dejado desde que llegó a la cúspide del poder 3.015 millones, por los 229 de Balears. Así que cada gallego vale por cinco mallorquines en el corazón del pontevedrés Rajoy: el presidente del programa incumplido ha invertido hasta hoy 205 euros por cada balear, frente a los 1.091 euros por vecino que se deja en esa Galicia a la que tanto después de aquellos "hilillos de plastilina" que legó a la historia.

La patraña del IVA turístico

La discriminación presupuestaria de Balears no es el único golpe del Gobierno Rajoy a una comunidad que escuchó al presidente llegar al poder a lomos de una promesa de IVA reducido para el turismo que luego se tornó subida del IVA a máximos históricos. Para el turismo y para todos. "Reduciremos el IVA turístico al 4%", prometía Rajoy en un mitin celebrado el 16 de mayo de 2011 en Palma"Reduciremos el IVA turístico al 4%". Sonreía a su lado José Ramón Bauzá, que igual también se lo creyó. Pero no: ganó Rajoy y el IVA turístico que iba a ser del 4% es del 10% en los hoteles y se dispara al 21% en el resto de la oferta turística.

Claro que muchas cosas han cambiado desde la promesa: Bárcenas sigue imputado, pero desde enero ya no ocupa despacho junto a Rajoy, sino una celda desde la que presiona en la prensa y en los tribunales al presidente que le ascendió y hoy ni le nombra, el mismo que manda mensajes de ánimo al móvil del extesorero de los 50 millones en Suiza.

Tampoco se ha vuelto a oír a hablar al Gobierno español de proyectos emblemáticos como el de Playa de Palma. La isla fiaba su futuro a un sueño multimillonario que Rajoy ha vaciado de millones. Y eso que también prometió lo contrario. Fue aquel 16 de mayo de 2011, con Bauzá al lado, sonriendo como si se lo creyera: "Queremos convertir el turismo en cuestión de Estado y Balears en el escaparate de España", decía Rajoy. Hoy el escaparate balear luce un costurón de vías muertas por falta de presupuesto: las del tren a Artà, suspendido a medio hacer por incumplimiento de los compromisos presupuestarios del Estado. Los canceló unilateralmente Rajoy. ¿Austeridad? Para unos más que para otros: el Gobierno Rajoy invertirá en trenes este año 4.675 millones de euros, de los que 3,9 son para Balears. Un 0,08%.

Rajoy se salta la ley a la torera

Y así con todo lo demás. De inanición se mueren la Playa de Palma, el tren y todas las obras y proyectos que dependen del mecanismo aprobado por el presidente Zapatero para compensar el déficit de financiación balear, las llamadas inversiones estatutarias, que reciben ese nombre porque están incluidas en el Estatuto de Autonomía, una ley orgánica estatal que Rajoy se ha saltado a la torera en sus dos primeros años de acción.

Por ahí se esfuman 800 millones en solo dos años. Muchos. Demasiados para renunciar a ellos: con menos de una décima parte de ese dinero bastaría para rematar otro costurón en ese escaparate que iba a ser Balears, el Palacio de Congresos, que hoy no es más que un escenario de obra y grúas colgadas del abandono estatal. El "escaparate de España" que Rajoy vendió a Mallorca es una vitrina rota.

Será que las promesas se las lleva el viento en cuanto el voto cae en la urna. Otro ejemplo, nuevamente con cita textual de Mariano Rajoy: "Reduciremos las tasas aeroportuarias hasta el 50%", dijo el presidente cuando aún no lo era. A su lado, ya se imaginan, ponía sonrisa de mitin José Ramón Bauzá, que igual hasta se lo creyó. Pero tampoco: al mes de entrar en Moncloa, Rajoy y su Gobierno elevaron un 19% las tasas aéreas en Palma, disparando un 66% algunos cargos, como el de Seguridad, y elevando un 60% las tasas que se cobran en los dos aeropuertos a los que más viajan los mallorquines (los de Madrid y Barcelona).

Así que tampoco hubo rebaja, aunque ahora se vuelve a prometer: el año pasado, bonificaron un 10% las tasas de los aeropuertos de Balears en los meses de invierno, medida que aseguran ahora que se ampliará a un 20% de bonificación. Y aún con eso las tasas serán más caras que antes de Rajoy, presidente que también vuelve al pasado para recuperar un trámite más olvidado que Matas: el certificado de residente, obligatorio para todos los baleares desde el pasado mes de septiembrecertificado de residente. Podría haber sido peor: Ana Pastor, ministra de Fomento de Rajoy, amenazó con rebajar el descuento de residente. Y ahí Bauzá no sonrió: le paró los pies. Fue una de las pocas veces que el president balear se plantó. Poco dijo en cambio cuando Rajoy y su apuesta por el turismo como "cuestión de Estado" no evitaron que se cercenase el presupuesto de viajes del Imserso, del que vivían los pocos hoteles playeros de la temporada baja mallorquina.

Guiños a Bárcenas y no a Bauzá

A falta de presión balear en Madrid, el PP nacional y su presidente parecen estar más ocupados en lidiar con el caso Bárcenas que en atender las reclamaciones baleares. Aunque algunos guiños ha hecho. Un ejemplo (casi el único, en realidad): las bonificaciones en las cotizaciones a los hoteleros que mantienen sus establecimientos abiertos en temporada baja, medida que beneficia sobre todo en regiones turísticas como Balears, cuyo Govern lo propuso.

¿Algo más? Poca cosa. Rajoy prometió 100 millones adicionales para compensar a las islas por haberlas defenestrado en el reparto de las inversiones, pero nada se ha vuelto a saber de ese dinero (en el Govern sostienen que llegará "seguro"). También se ha comprometido el PP a atender otra petición de Bauzá, la eliminación del impuesto que se cobraba a yates de más de 15 metros, un tributo que resta cuota de mercado de mercado náutico a Balears en favor de destinos croatas, franceses, italianos y del norte de África. Aunque las promesas se las lleva el viento. Y más con Rajoy.

El mayor favor que le ha hecho de ese modo el presidente a Balears es de hecho algo que ha concedido a todas las comunidades: los planes de pago a proveedores y el fondo de rescate con los que el Gobierno ha evitado que comunidades como Balears hayan acabado en quiebra técnica. Con el plan de pago a proveedores, las islas abonaron casi 900 millones en facturas que acumulaban tres años pendientes de pago. Y gracias al fondo de liquidez autonómica (el de rescate), Balears ha conseguido casi mil millones de euros que le negaban o cobraban más caros los bancos. Por el camino Rajoy sigue sin dar respuesta a otra petición de Bauzá: mejorar la financiación autonómica para Balears, que sigue siendo la segunda región que más aporta, pero solo es la décima que más recibe, desequilibrio flagrante y constante que permite que comunidades como Extremadura (PP) rebajen el IVA gracias a la aportación de la históricamente más solidaria de todas, Balears. ¿Lo compensará Rajoy? De momento no: hoy el presidente de los supuestos sobre-sueldos llega sin sobre para Balears.