"Me gusta Mallorca: hay mucha bebida y mujeres". La frase es de Jonas, un joven turista de Bremen que estos días disfruta de sus alocadas vacaciones en la Platja de Palma. La proclama, realizada cerveza en mano, resume a la perfección el tipo de turismo que en los últimos años se ha implantado en la zona donde nació la industria vacacional en Mallorca: turistas cada vez más jóvenes, con presupuestos ajustados y en busca de la juerga diaria.

Los comerciantes de la zona reclaman un cambio de modelo turístico que propicie la llegada de visitantes con más poder adquisitivo. Creen que ello puede ayudar a erradicar los puntos negros de la prostitución, los robos y las algarabías callejeras. Unos fenómenos que no son nada nuevos para los conocedores de la zona. "Se vienen produciendo en la Platja de Palma desde hace años", señalan los profesionales del comercio.

El diario sensacionalista alemán ´Bild´ realizó un reportaje sobre la playa de Palma con el catastrofista titular: ´El verano más oscuro de Mallorca´. El rotativo germano, que años atrás no dudo en calificar a nuestra isla como el 17 Estado de Alemania, hablaba en el texto de la decadencia de Mallorca. Trazaba una isla dominada por la prostitución, la delincuencia, el desempleo y los precios altos. La base de la información era la Platja de Palma, sin reparar que Mallorca cuenta con muchas otras zonas turísticas donde la degradación brilla por su ausencia. De hecho, la oficina de Turespaña en Berlín replicó rápidamente al periódico sensacionalista. Les recordó que las ventas de viajes a Mallorca han crecido un 8,5%. Este dato refleja todo lo contrario a la decadencia turística de la isla.

Sin embargo, los mismos comerciantes y empresarios reconocen que la Platja de Palma necesita con urgencia un cambio radical. Pese a ello, restan importancia al reportaje del Bild am Sonntag. Argumentan que la delincuencia y la prostitución no es un fenómeno nuevo en la zona turística más antigua de Mallorca.

María González, propietaria de una tienda de ultramarinos cercana a la conocida calle del Jamón, habló con franqueza y rotundidad: "Cada vez está más degradada esta zona. Lo que pasa es que hace años que ocurre esto, los del Bild no han descubierto nada nuevo que no haya salido año tras año en los medios de comunicación locales. El problema es que aquí está viniendo lo peor que hay en Alemania. Solo buscan emborracharse a bajo coste, ya que a muchos de ellos les sale más barato estar de juerga en Mallorca que en su país. Este es el tipo de cliente que tenemos".

González se lamentó de que las autoridades "no hacen nada para erradicar la prostitución de las inmigrantes y la gran cantidad de trileros de todo tipo de nacionalidades que existen en esta zona". "Esta delincuencia -añade la empresaria- se mueve como pez en el agua con el tipo de turistas que viene en verano a la Platja de Palma". La comerciante relató algunos episodios violentos vividos esta misma semana: "Además de sexo, ahora las prostitutas se dedican a robar y atracar a los turistas. El otro día, una chica nigeriana puso una arma en el cuello a dos chicos alemanes. Les vació la cartera. ¿Dónde estaba la Policía?", se preguntaba María González.

Los empresarios que tienen su establecimiento abierto por la noche observan escenas dantescas. "Los jóvenes van borrachos como cubas y los timadores y las prostitutas se aprovechan de ello", coinciden todos los empresarios consultados por este periódico.

Juan José es conductor de calesa y cree que la culpa de lo que pasa en la Platja de Palma es de los políticos: "Detienen a los trileros, se los llevan a Palma y al día siguiente vuelven a robar en el mismo lugar donde los habían detenido. Cada vez viene más gente joven y con poco poder adquisitivo. Yo, si fuera alemán, no pasaría mis vacaciones en esta zona, pero ellos saben a lo que vienen y los delincuentes también saben la categoría del turista que tenemos en la Platja de Palma".

La cerveza, la gran compañera

Cada mañana, sobre las 11:00 horas, sale una marabunta de turistas de los hoteles en dirección a la playa. La mayoría de ellos llevan gafas de sol para esconder la resaca de la borrachera alcanzada durante la noche anterior. No piensan cesar en su empeño de unas vacaciones regadas por el alcohol. Las cajas de cerveza son sus únicos bártulos para pasar la mañana sobre la arena. Algunos grupos de germanos, incluso, utilizan los carritos de supermercado para trasladar las latas de cerveza hasta la orilla del mar. Allí beberán sin cesar hasta la hora de la comida. Después de almorzar volverán a empezar su itinerario nocturno que acabará en otra segura borrachera.

Manuel, muniqués de origen español, ha viajado a Mallorca con amigos de diferentes partes de Baviera. Además de mostrar su felicidad por el fichaje de Guardiola por el Bayern, admite que le duele la cabeza por la "fiesta y el drinking" de la noche anterior. Tumbados en la arena, Manuel y sus amigos no paran de descorchar cervezas y corear cánticos germanos. Pertenecen a un equipo de futbol de la región y gracias a los buenos resultados les han pagado unas vacaciones con todo incluido en Mallorca. "Lo de los cubos con las pajitas es sensacional", explica su compañero Peter, chapurreando el castellano con el inglés. Se refiere a los recipientes que venden en todos los supermercados y tiendas de la zona para condimentar grandes raciones colectivas de alcohol. Una actividad que estará prohibida a partir de ahora.

"Los turistas que vienen son muy jóvenes y la prostitución y los timadores y carteristas acuden en masa cuando advierten este tipo de cliente. Son veinteañeros indefensos y dispuestos a todo cuando ponen un pie en Mallorca", relata la dependienta Carmen Díaz.

El presidente de los hoteleros de la Platja de Palma, Francisco Marín, admitió el pasado lunes que la edad de los turistas ha decendido de forma notable, sobre todo durante este mes de junio. "Ronda los 25 años", calculó. "Pero esto se acaba ya. La próxima semana cambia el perfil del cliente porque los precios suben", precisó. Alabó la labor policial e invitó a la prensa germana a hacer "autocrítica" del comportamiento de sus conciudadanos en la isla.

Juan Jiménez lleva desde el año 1972 trabajando de camarero en hoteles de la Platja de Palma. "Estoy muy satisfecho de mi empresa, pero es cierto que cada vez hay más delincuencia y más prostitución en esta zona", explicó. Jiménez, al igual que la totalidad de comerciantes consultados por este periódico, es de la opinión de que el tipo de turista que visita la Platja de Palma es una presa fácil para la delincuencia.

Ajay Mirchandani y su familia hace 25 años que regentan una tienda de souvenirs en la zona. "Creo que se podría hacer más para evitar la delincuencia", apuntó. Mirchandani advierte que los clientes de la Platja de Palma tienen cada vez menos poder adquisitivo y buscan la juerga. "Hemos notado el cambio en los últimos 25 años. Los alemanes saben a lo que vienen", sentenció.

Algunos comerciantes se mostraron críticos con los hoteleros. Les acusaron de fomentar este turismo barato con el ´todo incluido´ que "los mantiene recluidos en los hoteles y con toda la bebida que quieran a su disposición", precisó María González.