La tasación del perito contratado por la conselleria de Turismo no dejó resquicio a la interpretación. El valor del hostal Rocamar en las "condiciones" en las que se encuentra la finca es de 284.631 euros si se adquiere "de mutuo acuerdo". En caso de expropiación, "y con la legislación vigente", su precio asciende a 298.863 euros. El arquitecto forense Pere González Nebreda no estableció más alternativas.

En cambio, Turismo optó por manipular el dictamen de Nebreda para pagar un sobreprecio de más de 670.000 euros cuyo principal beneficiario fue el jefe de Inspección de la Conselleria, José Francisco Ensenyat Alcover, su padre y su hermana. El departamento de Carlos Delgado se ha agarrado a una cifra del informe del perito para justificar su actuación. Se refiere al valor del suelo: 971.671 euros, el importe finalmente desembolsado.

De manera deliberada, Turismo ha obviado que al valor del suelo se restan los gastos de demolición (687.040 euros) del inmueble "ruinoso", tal como ordena la Ley y establece Nebreda. Sobre el estado de conservación del viejo hotel, no hay margen para la duda: "Se encuentra en ruina física", escribió en su informe. "Hay que proceder a su derribo con la mayor celeridad. Es peligroso", manifestó el arquitecto a este diario este lunes.

A pesar de la claridad del dictamen, la conselleria de Turismo ha jugado al despiste. Y a quien ha conseguido despistar es a los sindicatos, patronales hoteleras, Sa Nostra y al resto del Govern. Todos ellos integran la Junta Rectora del Consorcio Bolsa de Alojamientos Turísticos. Esta entidad se encarga de decidir qué proyectos se sufragan con la legalización de plazas hoteleras.

En la reunión del 28 de febrero de 2012, la cúpula de la conselleria de Turismo acude en bloque para dar cuenta de las tasaciones del hotel Rocamar. La única que se atiene a la legalidad vigente es la de González Nebreda, y es a la que se aferra Turismo, pero a su manera. "El arquitecto Pere González Nebreda establece un coste de 971.000 euros (sin declaración de ruina) o de 298.000 (con declaración de ruina)", argumentan a las entidades sociales. Falso. En ningún momento el perito establece esta dicotomía. "Cómo ibas a pensar que lo que te dicen no es cierto", explican varios asistentes a la reunión. Turismo jugó a meter prisa, a que si se abría un proceso administrativo de declaración de ruina el plazo para embellecer el litoral solleric se demoraría en el tiempo. Pero no cabe proceso alguno para valorar el herrumbroso hostal. La realidad salta a la vista.

La "aclaración"

A primera hora de la tarde de ayer la conselleria de Turismo se descolgó con una "nota aclaratoria" respecto a las informaciones publicadas por este diario. Arranca el texto argumentando que Turismo "no ha abonado a ningún funcionario ninguna cantidad por la adquisición del Rocamar". La argumentación de Turismo no se aguanta a la luz de los hechos. Tal como ya adelantó este rotativo en septiembre de 2012, la beneficiaria de la compraventa del Rocamar es la familia Ensenyat, que es a quien va a parar finalmente el dinero de la Administración pública. La intervención del patriarca de los Ensenyat es tan evidente que su rúbrica aparece hasta en el acuerdo para elevar a escritura pública la compraventa de la finca, cuya titularidad recae en Francisco Castañer.

Jaume Ensenyat, el padre del jefe de Inspección, concedió un crédito por 990.000 euros a Castañer en 2005 a cambio de garantizarse los derechos del hostal ante una hipotética operación especulativa. Su recompensa llegó el 12 de septiembre de 2012. Acto seguido de que el Govern entregó el dinero a Castañer, los Ensenyat ingresaron 871.671 euros de la cancelación del crédito concedido en 2005. En declaraciones a este diario, el propietario del Rocamar asegura que el pasado 12 de septiembre no vio ni un duro de Turismo. La cancelación de la hipoteca corrobora que el jefe de Inspección es uno de los beneficiarios junto a su padre y a su hermana.