El caso Nóos es una historia de pícaros con lazos en las altas esferas y de políticos ávidos de salir en la foto con alguien de la Familia Real.

La sala segunda de la Audiencia lo tiene, presuntamente hablando, muy claro: Iñaki Urdangarin y Diego Torres fueron dos avispados buscavidas que camelaron a dos presidentes autonómicos y una alcaldesa para que les abrieran las arcas públicas.

Lo de menos eran los eventos que Urdangarin y Torres prometían organizar. Hubiera dado igual que fueran corridas goyescas. Lo importante consistía en que alguien pariente del Rey y duque de Palma venía a ofrecer algo. No se le podía hacer un desplante. Allí imperó el hágase de Jaume Matas y Francisco Camps. Los consellers y los funcionarios cumplieron las órdenes con rapidez y sin problemas. Corrió el dinero público a millones.