El Tribunal Superior de Justicia de Balears ha confirmado el despido de un alto empleado de banca de Mallorca que engañó a unos clientes ofreciéndoles productos tóxicos y afirmando que se trataba de una inversión segura. La entidad bancaria, al enterarse de este asunto, tras una denuncia formulada por las víctimas, procedió al despido de este alto directivo, que acudió a los tribunales para exigir su readmisión.

Este empleado ocupó el cargo de director de cuenta de banca privada de una conocida entidad financiera de la isla. Sus funciones laborales eran muchas, pero una de ellas era la de captar clientes dispuestos a realizar inversiones económicas en la entidad. En noviembre del año 2010 el banco decidió despedir a su directivo tras acusarle de seguir una conducta "transgresora y desleal", además de haber ocultado y falseado datos a la entidad. También le acusó de abusar de la posición de confianza que disfrutaba frente a los clientes.

La sentencia confirma que este directivo asesoró a un matrimonio de jubilados que pretendía invertir sus ahorros, pero que quería hacerlo en un producto seguro. Los clientes, además, exigieron un producto que les permitiera recuperar el dinero en cualquier momento, con independencia de que perdieran los intereses.

Sin embargo, el empleado del banco lo que hizo fue invertir los 215.000 euros que tenían ahorrados estos dos jubilados en productos de alto riesgo. Se trata de una inversión variable, que iba en relación a la evolución del precio de las acciones de varias compañías. Operaciones que podrían incluso calificarse de productos tóxicos, dada el alto riesgo y que en ningún caso existía la garantía plena de que los clientes podrían recuperar su inversión.

La entidad bancaria se enteró que su empleado había mentido a los clientes y esta información falsa les indujo al error al aceptar esta inversión. Les dijo a los dos jubilados que los productos que adquirían no tenían ningún tipo de riesgo y que además podrían recuperar el dinero en cualquier momento. Tampoco les proporcionó los folletos informativos, como era su obligación.

Sin embargo, los clientes descubrieron el engaño y le recriminaron a su inversor que les hubiera mentido. En una reunión que tuvieron con él les reiteró que no existían riesgos. No les convenció mucho, porque la pareja quiso cancelar la inversión. Sin embargo, el directivo les indicó que retrasaran esta decisión hasta el vencimiento, ya que así se evitaban pérdidas.

Esta situación provocó que los inversores denunciaran los hechos. Primero acudieron a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que resolvió la reclamación en el sentido de que se trataba de un caso de asesoramiento irregular. Finalmente, los clientes presentaron una demanda en los juzgados, pidiendo una indemnización a la entidad de 212.851 euros.

El juez no tuvo que pronunciarse porque el banco reconoció el error y decidió indemnizar a sus clientes, devolviéndoles todo lo que invirtieron.