Una antigua militante de Unió Mallorquina (UM) que trabajó como agente de información medioambiental en Palma admitió ayer ante el juez del caso Picnic, una presunta trama de corrupción, que se usaron medios del Ayuntamiento de Palma para hacer propaganda y proselitismo en favor de su partido.

El juez Juan Pedro Yllanes interrogó como testigo a una antigua militante de base, que se ocupaba de sondear a los vecinos de Santa Catalina sobre sus preferencias políticas y localizar a las personas afines a UM. "Siendo militante en 2003 iba a cenas y a fiestas del partido; también hacía encuestas casa por casa para saber si las personas de Santa Catalina estaban contentas con la política municipal y el estado de la ciudad; no cobraba nada por ello".

La testigo añadió que luego (en 2005) fue colocada en Melchor Mascaró, una constructora investigada por financiar irregularmente a UM. "Me dijeron Antoni Pascual (conseller de Carreteras del Consell) y María José Rodríguez (otra dirigente de UM) que ganaría lo mismo que en mi anterior trabajo, pero trabajaría menos horas; la condición: tenía que seguir colaborando con el partido".

"Hacer biblias"

Entre 2003 y 2007 se dedicó a lo que en UM se conocía como "hacer biblias", encuestas domiciliarias para averiguar el grado de simpatía con UM. Tras dos años en la constructora, la declarante pasó a ser una informadora medioambiental en Palma (2008), un departamento dirigido por las líderes de UM Paula Cortés y Cristina Cerdó. Las encuestas elaboradas barrio por barrio de Palma fueron pasadas a las informadoras medioambientales, que volvían a visitar a los posibles votantes de UM para darles regalos y alabar la gestión de la edil Cerdó al frente de la empresa pública de limpieza Emaya, vino a decir la testigo. El departamento también organizaba excursiones gratuitas a Cabrera, Tirme o Dragonera.