Miquel Nadal, el expresidente de Unió Mallorquina, tiene un nuevo problema al que enfrentarse. La antigua secretaria general técnica de la vicepresidencia del Consell, la mujer que estuvo a su lado durante los últimos años, ha decidido dar un paso adelante y colaborar con la fiscalía. La mujer, que está imputada en varias causas, ha facilitado algunos datos que hasta el momento eran desconocidos en la investigación. No se descarta que su testimonio pueda abrir nuevos frentes, sobre todo de la presunta financiación irregular del partido que presidió Nadal.

Eugenia Cañellas ya hace tiempo que decidió colaborar en las investigaciones, pero en sus declaraciones siempre dijo que había sido engañada y que se limitó a cumplir órdenes de sus superiores, sobre todo de Miquel Nadal y de Mateu Cañellas, el exconseller de Deportes del Govern. Reconoció que Unió Mallorquina fabricó una red de enchufados, personas próximas al partido que eran contratadas por las empresas que trabajaban en el Consell de Mallorca. Estos simpatizantes del partido cobraban un sueldo de estas empresas, pero nunca acudieron a trabajar. Lo que hacían era trabajar para el partido, para obtener votos de cara a las elecciones autonómicas y municipales.

Sin embargo, a principios de verano la situación procesal de Eugenia Cañellas se complicó, tras la detención de los empresarios propietarios de la empresa informática Minser, que ingresaron en prisión por cobrar dinero del Consell por unos trabajos que no llegaron ni siquiera a entregarse. Los dos empresarios recibieron un encargó del Consell de Mallorca para que hicieran unos estudios que no tenían ningún tipo de trascendencia, pero que costaron al erario público más de 70.000 euros. Y los imputados dijeron que actuaron por mediación de Eugenia Cañellas, por lo que los investigadores sospecharon que la exsecretaria general técnica del Consell de Mallorca sabía que se estaba destinando dinero público por unos trabajos que no llegaron a realizarse, fondos que terminaron en los bolsillos privados de dos empresarios próximos a Unió Mallorquina.

Pero además, las últimas sentencias de la Audiencia de Palma han beneficiado claramente a los imputados que han decidido colaborar con los fiscales, mientras que el resto de acusados, que no han confesado, han sido condenados a severas penas de prisión. Esta situación ha motivado que Cañellas se haya acercado a la fiscalía y se ha ofrecido a convertirse en una nueva arrepentida, dispuesta a confesar para no terminar en prisión.

Cascada de arrepentidos

Debido al criterio de dureza que han mostrado los jueces en los últimos juicios por casos de corrupción, en la fiscalía se esperaba que estas sentencias iban a provocar una cascada de llamadas de abogados de imputados, ofreciendo la colaboración de sus clientes, conscientes de que si llegaban a juicio, con las pruebas que aportaría la acusación contra ellos, las posibilidades de terminar en prisión serían muy elevadas. Y una de las primeras que ha llamado a la puerta y se ha mostrado dispuesta a colaborar ha sido Eugenia Cañellas, una situación que lógicamente ha intranquilizado al entorno de Miquel Nadal, que teme que pueda ser imputado en nuevos casos de corrupción. Cañellas es muy consciente de que a medida que los jueces están indagando en los métodos que utilizó Unió Mallorquina para gobernar las instituciones públicas, su situación judicial se iba complicando. En fuentes próximas a la investigación se ha señalado que su testimonio puede ser clave para poder establecer de qué forma se financió la campaña electoral de Unió Mallorquina y los métodos que se utilizaron para ensalzar la figura política de los líderes del partido en las elecciones del año 2003.

Aunque de momento se desconocen los detalles del acuerdo que ha alcanzado esta imputada con la fiscalía, lo más probable es que se le haya garantizado que no irá a prisión, siempre y cuando se muestre dispuesta a aportar pruebas que impliquen a sus jefes directos, en este caso los políticos de Unió Mallorquina que la contrataron. El pacto que le han ofrecido podría compararse con el que aceptó Antoni Oliver, el exgerente de Inestur, que decidió también colaborar con los fiscales Anticorrupción y que motivó que la sentencia que dictó la Audiencia de Palma por regalar dinero público al exalcalde de Sóller solo se le condenara a una pena de multa, mientras que uno de sus subordinados en la empresa pública, y con mucha menos responsabilidad que él, que no colaboró con los investigadores, fuera condenado a cuatro años de prisión.

Eugenia Cañellas ha dejado muy claro que siempre se limitó a cumplir las órdenes que le marcaban sus jefes.

OTROS CASOS

El testimonio de otros arrepentidos ha servido de prueba

Aunque han sido muchos los imputados que han puesto en tela de juicio el testimonio de estos arrepentidos, lo cierto es que hasta el momento los jueces de la Audiencia que han juzgado los últimos casos de corrupción, no solo los han tenido en cuenta, sino que lo han considerado una prueba más. De hecho, muchas de las irregularidades que se investigan se descubrieron a raíz de la declaración de estos arrepentidos, como puede ser el caso del exgerente de Cilma, Eugenio Losada.