Las microcámaras escondidas en los aparatos de aire acondicionado de dos salas de acceso restringido de la terminal del aeropuerto de Eivisa, que utiliza la Guardia Civil, se instalaron con autorización judicial. "La superioridad informa de que las cámaras están autorizadas en el marco de unas diligencias secretas autorizadas por el Juzgado de Instrucción 3 de Eivissa", fue la respuesta que obtuvieron de sus mandos los agentes que encontraron las cámaras en un escrito interno al que ha tenido acceso este diario.

Los guardias ignoran los motivos por los que han sido controlados, aunque sospechan de una investigación relacionada con posibles apropiaciones de pequeñas cantidades de droga. "Han colocado las cámaras amparándose en la amistad de algunos de los jefes [de la Guardia Civil en Eivissa] con la jueza", dicen los agentes que descubrieron las cámaras.

Varios guardias civiles que trabajan en el aeropuerto de Eivissa presentaron el sábado las denuncias en el juzgado de guardia, dirigidas al juez decano de la isla, en las que aseguran que la autorización judicial fue posible gracias a la amistad de varios de sus mandos en Eivissa y la magistrada titular del Juzgado de Instrucción 3, actuación que consideran que vulnera el derecho a la intimidad recogido en la Constitución. Este diario intentó, sin éxito, conocer la opinión al respecto de esta jueza y del juez decano de Eivissa.

Los agentes aseguran que al menos la mitad de los que integran la plantilla que trabaja en el puerto y en el aeropuerto (unos 25), van a presentar denuncias, como ya hicieron cuando supieron que estaban siendo vigilados.

Uno de ellos descubrió, de forma casual cuando fue a comprobar la instalación del aire acondicionado, cuatro microcámaras ocultas, dos en el ´cuarto de aduanas´ y dos en la ´sala de diferidos´. Los guardias civiles que han sacado a la luz este caso aseguran que los cables conducían a otra sala, en la que trabajaban hasta hace unos días los agentes de la Oficina de Análisis de Investigación Fiscal de la Guardia Civil.

"Han vulnerado el derecho a la intimidad previsto en la Constitución (artículo18), tanto de los pasajeros como de los guardias civiles. No podemos ser investigados por nuestros propios compañeros", denunciaron ayer algunos de los agentes que trabajan en el aeropuerto

Las cámaras fueron descubiertas a principios de mes. Según los agentes, en las dos salas se cachean cada día a entre 50 y cien personas, algunas desnudas o semidesnudas. Los agentes desmontaron las microcámaras, denunciaron el hallazgo y las entregaron en el juzgado de guardia. Además, pidieron explicaciones a sus mandos.