Los apellidos tienen su propio ADN; una historia genética que nos cuenta su nacimiento, su evolución. Su historia: ¿De dónde vienen los Salom? ¿Cuál es el origen de los Moragues? ¿Dónde comienza el rastro hebreo de los Maimó? La respuesta está en los genes. Y ahí es donde está buscando un grupo de biólogos de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), siguiendo la evolución de 50 apellidos en Balears, la Comunitat Valenciana y Cataluña ocho siglos después de la repoblación de Jaume I. Alrededor de 300 habitantes masculinos del archipiélago que portan algunos de los apelativos seleccionados ya han participado en el estudio donando una muestra de saliva.

El objetivo del Projecte Cognoms Catalans dirigido por Francesc Calafell, Jaume Bertranpetit y David Comas, tres investigadores del Instituto de Biología Evolutiva de la UPF, es estudiar en profundidad los orígenes de 5o apellido, su evolución a lo largo de los siglos, su fundador y el lugar de nacimiento de éste. La meta es hallar la respuesta a múltiples interrogantes, como la razón de por qué algunos apellidos se han expandido más que otros, o en qué momento histórico llegaron a las islas o salieron de ellas; si los de Balears tienen una raíz propia al margen de los de Cataluña; o rastrear el origen hebreo hasta dar con su fundador de apellidos como Maimó, Vidal o Salom . Todo ello con la información de su ADN.

El objetivo: 2.500 muestras

“La idea es analizar la evolución genética de estos 50 apellidos catalanes”, explica Francesc Calafell, considerando como tal “aquel que, como palabra de una lengua, pertenece al catalán”. Hay más de 4.000 apellidos catalanes, su equipo ha limitado la búsqueda a 50.

El proyecto tiene previsto recopilar muestras de 2.500 personas -50 por cada apellido- y detectar en el laboratorio las variaciones genéticas que el cromosoma Y ha ido sufriendo en cada caso. Aquí radica el motivo por el que sólo los hombres pueden ser objeto del estudio, puesto que este cromosoma sólo se transmite de padres a hijos, algo parecido a lo que ocurre con los apellidos, que sobreviven a través de la descendencia masculina.

De momento, según indicó Calafell ya han contado con la colaboración de 2.100 voluntarios, de los cuales unos 300 procedían de las islas. “De Mallorca sobre todo tenemos Alemany, Amengual, Calafell, Melis, Moragues, Maimó y Salom; de Menorca, tenemos muestras de Bosch, Cardona y Pons”, apuntó el director del proyecto, quien aclaró que hay apellidos que se resisten más que otros. Así por ejemplo narró que con los Soler o los Ferrer ya han pasado la cifra marcada (tienen más de 87 muestras del primero y 91 del segundo) pero que otros aún faltan. Los Salom están a punto porque ya tienen 43 registrados (de los cuales 35 son de Balears). Pero aún les faltan 25 Calafell y 22 Maimó. Y de Danés (que no descartan que venga de Dinamarca) sólo tienen 17.

Todo este proyecto surge a raíz de otro que comenzaron hace unos años sobre Cristobal Colón. La investigación arrancó después de un análisis del cromosoma Y de los varones baleares, valencianos y catalanes con el apellido Colom, con el objeto de averiguar la verdadera nacionalidad del descubridor. Calafell recuerda que con ese estudio no quedó probado un movimiento del apellido de Cataluña a Mallorca, pero sí su expansión desde Mallorca al sur de Valencia después de la expulsión de los moriscos.

Para elegir los destinatarios de las misivas han acudido al listín telefónico, aunque también han abierto la puerta a los voluntarios que, con uno de los apellidos de la lista, quieran aportar de forma desinteresada su muestra de ADN. Puede consultarse toda la información en la web cognoms.upf.edu.

El científico espera que en 2013 se puedan publicar los primeros resultados del proyectos. Están barajando la opción de crear una especie de red social para que los 2.500 participantes puedan conocerse según su apellido.