"Este es un buen año por llegada de visitantes, aunque muchos hoteleros son incapaces de decirlo, ni siquiera cuando tenían años históricos. Parece que un hotelero ha de llorar siempre, y cuando tiene un buen año no hay que decirlo". No busquen a ningún sindicalista detrás de esta declaración, por extraño que suene, el autor es un hotelero. Antoni Horrach, expresidente de la Federación Hotelera de Mallorca, sentenció el lunes en la Cope que "ésta es una gran temporada turística", y que "cuando un ejercicio es bueno en niveles de ocupación, creo que hay que decirlo", por lo que llamó a sus compañeros de la patronal a ceder en las reivindicaciones salariales de los sindicatos, y ahorrarnos a todos la huelga del día 20.

Es de agradecer esta insólita sinceridad en un empresario turístico mallorquín. Suerte que el rebelde Horrach no milita en el PP balear, se habría inmolado en segundos. Que se lo pregunten si no a Joan Huguet, que acaba de sufrir su segundo golpe de guillotina, este ya mortal. La web del Partido Popular publicaba ayer la lista con los nuevos miembros del comité de derechos y garantías, el órgano interno que entre otros menesteres depura la indisciplina de los militantes díscolos. El histórico Huguet llevaba años en dicho comité, pero su nombre ha desaparecido y su lugar lo ocupará el oficialista y leal Mauricio Rovira.

Aunque sobradamente preparado –es licenciado en Derecho–, la elección del conseller insular de Carreteras no es nada inocente. José Ramón Bauzá ha tocado las más altas esferas para purgar a su molesto y particular Pepito Grillo. Con su estocada, mata dos pájaros de un tiro. Por un lado castiga la insolencia de Huguet, que se ha atrevido a cuestionar en público y en privado el escoramiento derechista y alejado del regionalismo del presidente del Govern. Y por otro, impide una posible baza en Madrid a favor de su odiado Antoni Pastor. Con todo, Bauzá bien podría haberse ahorrado esta represalia; si bien el comité de derechos y garantías de la calle Génova tendrá la última palabra sobre el affaire Pastor, todo indica que el manacorí pasará de defenderse y la expulsión no necesitará apelaciones.

A estas alturas la mano dura de Bauzá con los díscolos es más que conocida, pero no por ello dejan de sorprender esos tics autoritarios con barones que llevan media vida o más siendo fieles a las siglas ´populares´. Aunque Huguet tiene sus detractores –"es un pesado", le tildan en el aparato–, su trayectoria en el PP balear no es nada desdeñable: ha sido vicepresidente y portavoz del Govern, presidente del Consell de Menorca, presidente del Parlamento balear, y también ha sido presidente del PP en Balears, mira por donde, el cargo que hoy ocupa Bauzá.

En los últimos años, Huguet estaba ilusionado con repetir como senador y jubilarse políticamente en el cementerio de elefantes. Bauzá truncó su sueño meses atrás, y ahora consuma del todo su defenestración. Qué raro que el líder no hubiera aprovechado el último congreso del PP para cambiar los estatutos y vetar a los expresidentes del partido como miembros de la junta directiva regional. Claro que entonces a lo peor el afectado Gabriel Cañellas hubiera pasado de las palabras –cuentan que últimamente en petit comité brama contra su pupilo– a los hechos. El destino fatal del menorquín sigue idéntico camino que el de Jaume Font o Antoni Pastor, sin los cuales hoy Bauzá no disfrutaría del Consolat. Cuando el entonces alcalde de Marratxí insinuó que tenía ganas de aspirar a más, allá por 2007, Huguet aseveró que "José Ramón tiene mucho futuro político, y tarde o temprano se convertirá en el mirlo blanco del PP balear". Convertido ya en implacable águila, el pico presidencial acaba de devorar a la veterana gaviota.

Cabría preguntarse si más que el apego al catalán manifestado sin reparos por Huguet, su descabalgamiento no obedece en realidad al hecho de tener perfil propio. Exceptuando los supervivientes Pere Rotger, Mabel Cabrer, Rosa Estarás, Miquel Ramis, Rafael Bosch, Francesc Fiol –que aunque esté en la retaguardia, sigue en activo–, Carlos Delgado, por supuesto don José María Rodríguez –manda narices, tener que recurrir por entero al Govern Matas–, y poco más, hoy la derecha mallorquina adolece de cabezas con un mínimo de personalidad y tablas. En su lugar se premia al palmero novel y forofo de Twitter, el tiempo dirá si con acierto.

Un alcalde enamorado y dos conselleres, un trío en proyección

Para bien o para mal, el PP de la part forana sigue siendo un mundo aparte. Ayer el alcalde de Campos, Tià Sagreras, puso un poco de romanticismo en la sosa vida política mallorquina. "Con la canción Amb tu, de Lax´n´Busto, nos enamoramos hace doce años, y hoy soy más feliz que nunca contigo", dedicó a su pareja en su Facebook un cachorro en proyección en este nuevo PP. Hace tiempo que Bauzá se fijó en él.

También foranes, dos conselleres insulares se cotizan al alza. La de Hacienda, Margalida Roig, volvió a demostrar en el pleno del lunes que no necesita papeles para rebatir con soltura a la oposición. Es de agradecer que alguien que ocupa un escaño del PP esta legislatura sepa improvisar las réplicas, aunque el peloteo a Salom sobró.

Y la de Medio Ambiente, Cati Soler, no deja de sonar como nueva secretaria general del PP de Mallorca, aunque ella juega al despiste. Por cierto, ayer Joan Rotger –el todavía presidente– y su sucedor Jeroni Salom compartieron confidencias al término de la sesión.