Una broma de mal gusto a 30.000 pies de altura truncó una despedida de soltero y, lo que es peor, forzó al comandante del avión a aterrizar de urgencia. El suceso ocurrió el pasado 31 de mayo. El vuelo ZB532 operado por la compañía Monarch Airlines despegó de Manchester rumbo a Mallorca a primera hora de la mañana con 212 pasajeros a bordo. Un grupo de viajeros se distinguía del resto por sus risotadas y las camisetas alusivas a la inminente boda de uno de ellos.

Cuando el Airbus A321 sobrevolaba territorio francés, uno de los integrantes de la despedida de soltero tuvo la feliz ocurrencia de prender fuego a la cabellera de su amigo. Al percibir el olor de la chamusquina, la tripulación de cabina alertó al piloto, quien cambió de inmediato la trayectoria del avión. A las nueve y ocho minutos aterrizó en el aeropuerto londinense de Gatwick. La policía, alertada, irrumpió en la aeronave y arrestó al bromista, un muchacho de 24 años natural de la ciudad de Widnes. Nadie resultó herido. El avión retornó al cielo a las diez y veinte de la mañana y tomó tierra en Mallorca una hora y media más tarde, pero con dos pasajeros menos: el autor del incendio capilar y su víctima. "Debido a un incidente a bordo y en aras de la seguridad de los pasajeros, se tomó la decisión de desviar el vuelo a Londres Gatwick. Monarch tiene una política de tolerancia cero con los pasajeros perturbadores", indicó la compañía en un comunicado.

Abrir la puerta

No es la primera vez que una trastada acaba en aterrizaje de emergencia en Gatwick. El año pasado, un joven británico de 22 años de edad intentó abrir la puerta de un avión en pleno vuelo. El muchacho viajaba desde Palma a Newcastle.

El muchacho, quien previamente se había encarado con otros pasajeros, fue reducido por la tripulación de cabina de Thomson Airways. Desactivado el provocador, el piloto optó por aterrizar en Londres.