El sumario del caso Ossifar, cuyo secreto ha sido levantado recientemente por el juez Barceló, pone en evidencia las maniobras que se realizaron desde Unió Mallorquina para conseguir votos en las elecciones de 2007. Varios testigos han declarado que llegaron a recibir entre 50 y 80 euros, a cambio de votar a la formación. Este dinero se pagaba siempre en metálico. Hay que recordar que las urnas situaron a Unió Mallorquina en una posición clave en las elecciones de 2007, ya que su voto permitió que gobernara el Pacte de Progrés en las principales instituciones de Mallorca, lo que llevó al PP a la oposición, a pesar de que fue el partido con más votos. Los testigos, cuyas declaraciones han sido incorporadas a la causa, afirman que UM creó una red de captación de votos. Por ejemplo, en una peluquería de Palma se ofrecía 80 euros por cada voto que se conseguía para Unió Mallorquina, al igual que también se hizo en un club de la Tercera Edad de la barriada del Coll den Rabassa. En este centro una anciana llegó a denunciar las presiones que recibió de la coordinadora del partido si no conseguía nuevos apoyos.

Estas declaraciones también evidencian la red de captación de votos que se creó a través de ciudadanos extranjeros. La persona que coordinaba este trabajo era Josep Lliteres, que en ese momento ocupaba un alto cargo en el Consell de Mallorca, que se encargaba de las relaciones que mantenía con los representantes de las casas regionales de Colombia, Uruguay, Venezuela, Perú y Argentina. Estos representantes tenían la misión de convencer a sus compatriotas para que votaran a UM y en muchas ocasiones, según se afirma en estas declaraciones policiales, recibían dinero a cambio de este apoyo. Otros simpatizantes del partido no recibieron dinero, pero sí un trabajo en una empresa pública que pasó a ser dirigida por UM. También se captó votos en un instituto de Palma y en una panadería del barrio del Molinar.