José quiere poner Viva el canguro en una pared y quiere que las letras diferentes tengan colores diferentes y que las letras iguales tengan el mismo color, ¿cuántos colores necesitará? Ante esta pregunta tiene usted varias opciones: pasar y no contestar; responder al voleo; o utilizar la cabeza, razonar, y dar con la solución.

Y eso es lo que pretenden los organizadores de las Pruebas Canguro de matemáticas, planteándoles dilemas como el antes citado: que los jóvenes se estrujen el cerebro. Ayer desde luego lo consiguieron al congregar 3.187 alumnos, desde 3º de ESO a 2º de Bachillerato, para resolver problemas de lógica, álgebra, geometría... "El objetivo es que los alumnos utilicen su capacidad mental, el ingenio y la creatividad ", resume Daniel Ruiz, presidente de la Societat Balear de Matemàtiques.

Durante la prueba, el silencio reinaba en un Palma Arena inusualmente abarrotado. Un panorama algo inquietante. Los jóvenes miraban las hojas con cara de concentración pura; menos algunos que tenían la vista clavada en el infinito, como si allí fueran a encontrar la respuesta . A la salida, comentarios para todos los gustos: "¿Has visto la pregunta de la granja? ¡No se podía hacer!"; "Yo hay unas cuantas que las he hecho a voleo"; "Tampoco era tan difícil".

María Redondo, que cursa 3º de ESO en el IES de Calvià, salió de las primeras y consideró que le había ido bien. A ella le gustan las matemáticas y especialmente el tipo de problemas que les plantean en las Pruebas Canguro, que son más "de pensar", no sólo de "aplicar una fórmula". Patricia Blázquez y Cristina Rodríguez de 1º de Bachillerato señalaron que lo habían encontrado más difícil que los otros años. Aseguraban que le gustan las matemáticas porque "no es tanto de estudiar sino algo más mecánico".

Miguel Nadal, el profesor de matemáticas de este centro, señaló que la imagen de esta asignatura como la más odiada o la más temida ya es falsa. Hay un interés, como demuestra la elevada asistencia (voluntaria) a este tipo de pruebas,que él considera muy importantes porque contribuyen a que los chavales se den cuenta "de lo importante que es pensar". Nada más y nada menos.

"A mí me gustan las matemáticas, pero suspendo", se lamentaba Biel Fontirroig, de 3º de ESO del Lluís Vives, "aunque luego en las recuperaciones lo saco ¿eh?", precisaba. Su compañero José Rosselló consideró que la prueba había sido fácil y señaló que le gustan las matemáticas "cuando las entiende". Si no, ya le parecen "demasiado complicadas". ¿Lo que menos les gusta de las ´mates´? La factorización. Otro alumno del Lluís Vives, Gabriel Rosselló, salía satisfecho: "Algunas eran difíciles, pero pensando se podían sacar", aclaraba. Daniel González, del IES La Ribera, no tiraba cohetes pero tampoco se desanimaba: "Algo he hecho". Para él, lo peor son las ecuaciones. A Esther García, del IES Son Ferrer, lo que menos les gusta es calcular el área de las figuras. Tanto ella como sus amigas, Cristina Núñez y Alicia Pol, consideraron les había ido bien, o incluso "muy bien". Un amigo suyo intervino al oírlas: "¿¡Pero qué decís?! ¡Si era imposible!". Las tres amigas admitieron que no les gustan especialmente las matemáticas pero que habían decidido volver a participar porque "es muy divertido", sobre todo, "la gincana".

Con esta edición, estas pruebas cumplen ya trece años en Balears. Estas pruebas se realizan en más de 40 países a la vez y el año pasado participaron más de seis millones de chavales de todo el mundo. Ruiz explicó a este diario que en las islas se logran buenos resultados y que incluso se han dado casos de jóvenes que no han fallado ninguna pregunta. Satisfacción: los cerebros del archipiélago responden bien al desafío del canguro.