­Dos de las personas destituidas ayer por el nuevo equipo gestor del Servei de Salut reemplazaron a mediados del pasado diciembre a dos de los defenestrados entonces por el ex director general del Ib-Salut. Así, si la Administración cumple la cláusula de rescisión que figura en sus contratos, habrán trabajado tan solo tres meses pero a un coste para las arcas públicas de seis mensualidades, todo un ejemplo de la austeridad en altos cargos de la se ufana el actual equipo de Govern y algo difícilmente entendible por el común de unos trabajadores sometidos a recortes y nuevos impuestos.

Estos dos ya ex altos cargos son Bartomeu Marimón y Jaume Moll, respectivamente secretario general del Ib-Salut y subdirector de gestión de personal. El primero ocupaba el puesto de director gerente del hospital comarcal de Inca cuando, a mediados del pasado mes de diciembre, fue llamado por Bestard para reemplazar a Cecilio García Diéguez, número dos del Ib-Salut. Por su parte, Jaume Moll ocupó la plaza del subdirector de recursos humanos Gabriel Barceló, también destituido por el ex director general en la misma tacada.

La sangría se ha parado aquí. Todo apunta a que Susana Pérez, que sustituyó como subdirectora de presupuestos a Francisco Moranta, el tercer decapitado en la acción más espectacular del defenestrado Bestard, continuará en su puesto para evitar demasiados vaivenes en pleno temporal de crisis económica.