—¿Se han llegado a reunir con el conseller de Educación?

— Nos reunimos cinco meses después de la toma de posesión. Parecía que iba a ser fructífero por el perfil de Rafel Bosch, pero en la práctica se ve que no tuvo ningún valor. Nos pusimos a disposición del conseller y expresamos nuestra comprensión con las limitaciones que le marca Tesorería. Pero las medidas de ahorro se han tomado a espalda nuestra. El caso de las subvenciones para las APAS es paradigmático. Nosotros estuvimos pidiendo por ellas desde mayo hasta diciembre de 2011. Nos decían ´ya veremos´. Nunca se nos dijo formalmente que esta línea de subvenciones se había cancelado. Se ha hecho a nuestras espaldas y creemos que incluso incurriendo en la ilegalidad, ya que una parte de estas ayudas viene de una partida finalista del ministerio de Educación que la comunidad se ha embolsado y ahora no sabemos dónde está. Y esto es una muestra del modo de actuar de la conselleria.

—Más que nunca, ¿las APAs se han convertido en una ONG?

— Desde hace mucho tiempo. Se ha desvirtuado la función de las APAs que no es ser amigos de la escuela, ni gestores, ni de ayuda a las deficiencias de la Administración; la función es coordinarse, mejorar la capacidad parental... Y no nos podemos dedicar a eso. Pero hay tal negligencia por parte de la Administración, que las APAs acaban desgastándose en gestión de comedores, actividades extraescolares, en buscar medios para ayudar a que no falten cosas importantes en los centros... Hay un desgaste tremendo.

—Mañana se paran las clases durante cinco minutos; para el martes hay previstos encierros ; manifestaciones y huelga el miércoles... ¿Qué papel jugarán los padres en estas protestas?

— Un papel de responsabilidad. Somos conscientes de que cualquier cosa que suponga la interrupción de la vida normal del centro educativo tiene incidencia en el rendimiento. Procuramos poner sentido común en este sentido, pero somos conscientes de que hay muchísimos riesgos que ya se están concretando. Hemos pasado del ´temor a lo que pasará´, al ´pavor ante lo que está pasando´. La educación balear se va a quedar sin oxígeno y eso lo pagarán los alumnos. La sociedad está pidiendo tranquilidad, sentido común y estabilidad del sistema. Pero nos encontramos nuevas vueltas de tuerca en los ajustes, en los cambios legislativos... Y eso ya tiene consecuencias, y más que tendrá.

— ¿Habrá padres en las protestas?

— Estoy seguro. No podemos asistir impávidos a esta situación. Nos jugamos mucho y los padres y madres de alumnos hemos demostrado que somos uno de los colectivos más activos en la mejora del sistema educativo. No hay muchos colectivos que tengan el interés, la persistencia y las ganas de aportar que nosotros tenemos. Hay cosas que las hacemos por defender nuestros derechos como APAs, pero otras las hacemos de carácter voluntario y cumpliendo un importante papel social, ejerciendo de cojín entre determinadas franjas sociales que están en una situación muy comprometida.

— ¿Hay riesgo de adoctrinamiento ideológico en protestas como esta en la que hay menores de por medio?

— Quien dice eso tiene una pobre comprensión del concepto de democracia. Mira, es curioso que la Iglesia Católica se quejara de que Educación para la Ciudadanía adoctrinaba cuando ha sido la entidad que más ha adoctrinado. Tiene su derecho, pero no en los ámbitos en los que pretende. Ahora hay una franja social muy importante que tiene claro que las medidas que se están adoptando en el ámbito educativo son peligrosas para nuestro sistema social. Y cada ciudadano, tenga la edad que tenga, es responsable de ejercer su capacidad crítica hacia lo que no cree que es positivo. Adoctrinar es tratar de imponer nuestra visión y no fomentar el sentido crítico entre los alumnos. Y eso no se hace en nuestros centros educativos desde hace muchos años. La asignatura esta fue una propuesta de la Comisión Europea que contó con el beneplácito de Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy. Pero cuando unos años después eran otros los que tenían que aplicarlo, entonces se decidió que adoctrinaba. A nivel personal te digo lo que pienso: cree el ladrón que todos son de su condición.

— ¿Tiene miedo de vivir aquí escenas como las de Valencia?

— Confío en que no, creo y espero que delegación de Gobierno será cuidadosa con este tema y no olvidará que estamos en una sociedad democrática, que tenemos derecho a expresarnos y que la calle nos pertenece a todos. Aún así hay una preocupación importante. La actuación de la delegada del Gobierno en Valencia y las muy desafortunadas declaraciones del jefe de la Policía nos hacen ver que algo muy grave está pasando para que se haya fracturado así la confianza de las instituciones en los ciudadanos. Cuando un jefe de la policía tilda de enemigo a los ciudadanos, algo muy malo está pasando, ellos tienen la responsabilidad de velar por nosotros.

— ¿Los padres deben tener derecho a la elección de la primera lengua de enseñanza?

— La libre elección de lengua es una cortina de humo. Usar la etiqueta ´libertad´ siempre queda muy bien. La libre elección de lengua suena bien como concepto, pero España es el conjunto de elementos culturales y lingüísticos. El castellano es la lengua común, pero no podemos negar la identidad propia y el derecho a la cultura de cada uno de esos territorios. Y todo eso se puede hacer en un marco común, y tiene que haber libertad suficiente para que esos conjuntos de personas que conforman lo común se sientan cómodos. Todo para que el objetivo final sea que el alumno pueda entender, pensar, explicarse, comprender y transmitir cualquier cosa en las dos lenguas. ¿Esto supone problemas en algunos aspectos? Sí, en casos muy concretos. Pero no podemos pensar que el derecho de esos únicos casos concretos tiene que entrar en conflicto o determinar a los otros. En el caso de la libre elección de lengua en la primera enseñanza no hay ningún estudio que nos diga que eso suponga ventaja en ninguno de los casos. Es una cuestión de preferencia emocional, en la práctica no es en absoluto significativo en qué lengua empiecen a aprender a leer y escribir. Aquí debería primer el sentido común: no es lo mismo un alumno que tiene como lengua materna el catalán, al que quizás debería hacérsele algún refuerzo en castellano a lo largo de todo su proceso educativo, que cuando se da la situación inversa. Sería más lógico estudiar estas situaciones particulares e ir tomando las medidas que hagan falta en cada caso para conseguir el objetivo final de dominar las dos lenguas. Pero no es positivo abrir ahora y de esta forma este debate, un debate que ya no existía, que se limitaba a sectores muy rancios de la política y que ahora el Govern ha reabierto porque tiene una serie de deudas electorales que cumplir.

— En COAPA hay muchas familias, ¿cómo se han puesto de acuerdo en este tema?

— Siempre ha habido debate interno sobre este tema, pero no es un debate agrio. El problema es que ahora el debate es creado, falso. En los centros no ha sido problemático en ningún caso.

— A nivel de infraestructuras y recursos, ¿es viable?

— Sin hacer un gasto extra, no. Hacen falta recursos materiales y personales. Según cómo se haga, hay peligro de segregación social, al crear grupos para el catalán y grupos para el castellano en un mismo centro, o segregando por centros. La escuela es y debe seguir siendo el principal instrumento de cohesión social.

— En Madrid se ha cambiado el decreto de admisión. Se ha hecho una zona escolar única y vivir cerca de un colegio ya no da puntos. ¿Estaría de acuerdo en que se aplicara este sistema aquí? ¿Que en Palma sólo hubiera una zona escolar?

— Estamos en contra. La proximidad debe contar, debe ser el criterio más importante, porque sino se genera un desapego del alumno con su entorno escolar cuando hay que crear vínculos. Más los problemas añadidos: transporte, servicios añadidos...

— Si le digo "autopistas de la educación",¿qué se le viene a la cabeza?

— Farsa. Las autopistas de la educación que Bauzá prometió en campaña electoral eran una farsa. A estas alturas y con lo que está pasando, me cuesta creer que fuera una declaración real. Era un eslogan que sonó muy bien y convenció a mucha gente, porque buena parte de la sociedad estaba reclamando cambios y luchando por mejorar el ámbito educativo. Es el segundo president que habla de una legislatura de la educación, que pone la educación en primer término en un programa electoral. Eso ilusionó a mucha gente, pero a la vista de lo que se ha hecho y lo que no se está haciendo, creo que nos han vendido un humo que ahora se nos escapa entre los dedos.

—¿Ya es inevitable que suban las tasas de fracaso escolar?

— Creo que sí. En el caso de Balears por primera vez, y según los estudios de 2011, habíamos empezado a reducir las tasas de abandono escolar y a mejorar las de éxito escolar. Hay que tener en cuenta que en el mundo educativo las acciones dan resultados de una forma lenta; en especial, los resultados positivos tardan más en verse. Para valorarlas hay que dejar pasar tiempo, algo que nunca hacemos en este país, e implementar medios para poder conseguir lo que queremos hacer. Si en 2011 logramos mejoras después de tantos años haciendo políticas con más o menos acierto, con lo que se está haciendo ahora vamos a conseguir que dentro de dos años y durante cinco, seis o siete años, vamos a tener unas tasas de abandono y fracaso escolar más altas y una mayor incapacidad del sistema para dar salida y respuestas a las necesidades actuales del alumnado.

— Si usted fuera el conseller de Educación, ¿de dónde recortaría?

— Se puede recortar, pero creo que habría que implicar a los sectores desde la responsabilidad, no imponiéndo. Todos somos muy conscientes, desde padres y profesores hasta alumnos, de que estamos en crisis y tenemos que apretarnos el cinturón. El problema es cuando alguien nos impone cómo tenemos que apretarnos el cinturón. En educación se puede pedir a los docentes que hagan un esfuerzo, en vez de imponer determinadas restricciones. Se puede pedir a la comunidad educativa que evite gastos innecesarios. Un ejemplo paradigmático es el programa de reutilización de libros de texto, que ahora la conselleria ha cancelado para ahorrarse 1,6 millones de euros al año, cuando con el programa se pueden ahorrar 15 millones anuales en Balears. Si para lograr convertir en realidad la gratuidad de la enseñanza se hubiera aplicado el ´cheque libro´, la Administración debería haber pagado 15 millones. Nos dijeron que era imposible y entre todos se consensuó la participación del centro y la familia en la conservación de esos libros y así hemos reducido en un 70% y en algunos casos en un 95% el gasto de las familias en los libros. El ahorro de 1,6 millones de la Administración se traduce en que las familias tendrán que pagar 5,5 millones, sólo en Primaria. ¿Eso es ayudar a que la sociedad salga de la crisis?Que me den el manual, porque yo no lo entiendo.

— A todos los profesores, como funcionarios que son, les han aumentado la jornada laboral. Los de Secundaria tendrán que dar dos horas de clase más. Y habrá menos recursos. ¿Los docentes acabarán transmitiendo a los alumnos el empeoramiento de sus condiciones laborales o un buen profesor es un buen profesor en cualquier circunstancia?

— Sí, un buen profesor es un buen profesor en todo momento y la calidad de cómo enseña no se verá mermada, pero con toda seguridad el desgaste acabará llegando a los chavales. Dar dos horas más de clase, implica una serie de horas más de preparación de esas clases y menos tiempo para hacer otras cosas. Además, se dejará de contratar a interinos, habrá menos recursos y los docentes responsables intentarán asumir esa carga más, y eso tendrá su incidencia. No hablamos sólo de dos horas de clase, hablamos de reducción de profesorado y esto a nivel de organización de centro tendrá su repercusión. Además en Primaria un profesor de matemáticas puede pasar a dar otra asignatura, pero en Secundaria no puedes poner al de matemáticas a dar historia.

— El ministro de Educación, José Ignacio Wert, ya ha mencionado varias veces la importancia de potenciar la excelencia, a los mejores alumnos, resaltando esto más que la necesidad de mantener la equidad. ¿Qué opina?

— España en los informes de PISA obtiene una excelente nota en cuanto a equilibrio en la franja media, las diferencias entre los mejores alumnos y los peores son muy buenas cuando en otros países las diferencias se disparan, ya que tienen más alumnos mejores, pero los alumnos peores, son mucho peores y tienen muchos peores resultados. Para esa sociedad las consecuencias son peores. En ese sentido, el sistema educativo tiene la bondad de ser equitativo, pero lo que tenemos que hacer es incidir en la atención individualizada a los alumnos que están fuera de esa franja. Estamos a favor de potenciar la excelencia, siempre lo hemos defendido, pero hay que considerar lo individual sin olvidar lo general. No podemos perder lo bueno que tenemos, que es la equidad. El discurso de la excelencia suena muy bien pero allí donde se aplica supone una reducción de la calidad general de la enseñanza.

— Si los colegios fueran empresas, ¿algunos ya tendrían que haberse declarado en quiebra?

— Sí, hay muchos colegios e institutos que si habláramos en términos empresariales podríamos decir que están en quiebra o viviendo del crédito. Y no hay que olvidar que partimos de una situación que ya no es la ideal ya que nunca han tenido una buena situación. Y en los últimos años se han incrementado sus necesidades al tiempo que se reducía su liquidez.