­­Cristina Marí (Pinneberg, Alemania, 1966) preside Anade, la asociación que defiende los intereses de puertos deportivos, dársenas y fondeaderos de la Comunidad. Entre sus socios figuran las empresas encargadas de explotar los amarres de Portals, Port Adriano o el Club de Mar. Cristina Marí compagina sus tareas en Anade con la dirección de Marina Botafoch, en Eivissa, con 428 puntos de atraque.

—El Govern planea privatizar los 13 puertos de gestión directa de la Comunidad. ¿Es una buena noticia para ustedes?

—Supone un aliciente para el sector.

—¿Cómo debería llevarse a cabo esa privatización? ¿Un concurso para los 13 puertos, uno para cada uno, el traspaso al puerto privado más cercano?

—La lógica indica que salgan a concurso público. De momento, no tenemos mucha información sobre las intenciones del Govern.

—¿La privatización provocará un encarecimiento de los servicios para los usuarios?

—En principio, no. Al contrario, quiero pensar que propiciará beneficios. Está comprobado que la gestión pública nunca ha sido muy eficiente.

—La conselleria de Carlos Delgado ve con buenos ojos una ampliación de los puertos. ¿Están a favor?

—En principio, no. Lo que pedimos es que se redacte un plan director sectorial en cada isla para medio y largo plazo. A corto término no hay necesidad de una ampliación pero sí sería conveniente hacer un análisis a largo plazo, y no a cuatro años vista, que es lo que dura una legislatura.

—¿Por qué se oponen a la ampliación?

—Pensamos que primero conviene elaborar un estudio de la demanda. Ahora vivimos momentos un poco convulsos, de crisis. Se ha perdido parte de la flota que solía amarrar en Balears. Este hecho afecta más a Mallorca que a Menorca y Eivissa. Hay que hacer un análisis del porqué y de cómo abordar este proceso. De momento, no vemos necesidad de ampliar por ampliar. Quizá se pueden emprender intervenciones puntualmente en algunas zonas donde la demanda se mantiene firme y existe margen para ampliar o hacer una nueva instalación.

—¿Cuáles deberían ser los ejes esenciales de estos planes sectoriales por islas?

—Establecer los posibles lugares de crecimiento y su distribución temporal. Además, ligar este proceso a una política de promoción de Balears como destino náutico.

—¿Por qué Mallorca pierde barcos?

—Una de las razones estriba en el gran crecimiento del número de amarres en la Comunidad Valenciana. Al calor de la Copa América se aprobó la construcción de puertos nuevos o el crecimiento de los ya existentes. En la actualidad existe una gran oferta de amarres vacíos a precios más baratos. Tampoco debemos olvidar la existencia de competidores que lanzan grandes campañas de marketing. Croacia ha captado una parte importante de la flota, al igual que Turquía, uno de los países más pujantes. La competencia del norte de África sigue latente aunque no arranca por sus problemas políticos.

—¿Cómo ha influido en esta fuga de yates el impuesto de matriculación –grava a las embarcación de más de 8 metros de eslora, que deben abonar el 12% del valor–?

—Es un problema que de forma indirecta nos afecta mucho. Es un agravio comparativo. En el resto de países de nuestro entorno no existe ese impuesto. En un periodo de crisis supone un lastre importante para el relanzamiento de la náutica. Muchas personas que barajan comprarse un barco están a la expectativa de si se quita ese impuesto o al menos se reduce.

—Era una de las líneas programáticas del PP pero no se ha avanzado mucho.

—Yo entiendo que sí. Técnicamente es complicado pero me consta que el PP continúa con la intención de paliar su impacto. Creo que están en fase de discusión y elaboración.

—A partir de mayo las embarcaciones de recreo en Italia estarán sujetas a un nuevo impuesto. El tributo oscila entre los 1.825 euros anuales para los barcos de entre 10 y 12 metros y los 256.595 euros si superan los 64 metros.

—Italia ha llevado durante muchos años la política contraria de eliminar trabas fiscales. Si ahora se descuelga con una carga impositiva importante nos beneficia. Es posible que una parte de la flota decida explorar otros destinos. La tentación de que el Estado español adopte una medida similar sería muy indeseable.

—La Ley de Costas propugna el fondeo libre. ¿Qué opinión les merece?

—Consideramos que el fondeo libre debe compaginarse con la protección de la posidonia y otros bienes de la flora y de la fauna.

—¿El fondeo libre puede perjudicar su negocio?

—La única forma de que pueda llevarse a la práctica con éxito es que no se convierta en competencia desleal. Nos hemos ofrecido al Govern para colaborar en la gestión y garantizar que los fondeos regulados sean un complemento y nunca puertos deportivos encubiertos.

—Ustedes reclaman la transferencia de los puertos de interés general del Estado al Govern. ¿Por qué?

—Lo reclamamos en pro de una armonización jurídico-legislativa. Queremos que se nos unifique a todos bajo la ley balear, que es la que habla de nuestra actividad.

—¿Cómo se presenta la temporada náutica de 2012?

—En principio, bien pero con reservas. La crisis nos está afectando pero no esperamos que la cosa vaya a peor. La temporada se ha contraído muchísimo.

—El pasado verano hubo amarres libres en Mallorca.

—Sí, debido a la pérdida de flota no se produjo un lleno en Mallorca.

—¿Existe tanta diferencia entre los precios de Valencia y los de Balears?

—No lo sé con exactitud pero las tarifas en algunas categorías pueden llegar a la mitad. Nosotros siempre hemos sido más caros por nuestra ubicación ideal en el Mediterráneo y por los servicios de calidad prestados. No podemos entrar en una guerra de precios pero sí reivindicarnos. Para ello es importante recordar a la gente nuestras bondades y vender nuestras fortalezas.

—¿Les preocupa que la conselleria de Turismo reduzca el presupuesto de promoción?

—Para ir al salón náutico de Barcelona tuvimos que pagar el estand de la Comunidad, aunque contamos con la colaboración del director general Antonio Deudero. Nos consta de que el Govern apuesta por la promoción y que es una cuestión de falta de recursos. No puede ser que Croacia o Turquía tengan una presencia internacional mayor que la nuestra.