La política de recortes presupuestarios puesta en marcha por las Administraciones isleñas afecta también al alumbrado de la vía pública, con la retirada por parte del Consell de Mallorca de más de mil farolas para ahorrar unos 300.000 euros anuales, según los datos facilitados por el titular del departamento de Urbanismo y Territorio de la citada institución, Mauricio Rovira.

Hacía tiempo que desde el Consell se había apuntado su deseo de apagar una parte de las farolas para reducir así el consumo eléctrico, pero la opción que finalmente se ha adoptado es la de retirar 1.029 báculos de los aproximadamente 5.000 existentes, para evitar que "en el futuro alguien pueda tener tentaciones de volver a encenderlos cuando en realidad son innecesarios", a lo que añadió la "sensación de avería" que existe ante una farola apagada. En cualquier caso, indicó que esta medida se adopta de forma que no afecte a la seguridad vial.

Mauricio Rovira subrayó que los más de mil báculos que se están retirando serán aprovechados para instalarlos en otros puntos de la isla a medida que se ejecuten nuevos proyectos como la prolongación de la autopista de Llucmajor a Campos.

La decisión del Consell ha abierto un debate con posturas claramente discrepantes. Desde CCOO, Horacio Carmona se mostró muy crítico con esa decisión, al considerar que a mayor iluminación, mayor es la seguridad en la red viaria, especialmente en los puntos en los que se producen cruces o incorporaciones de otros vehículos. Pero señaló que incluso en tramos rectos este factor es muy importante "ya que no es lo mismo detectar que te acercas a una motocicleta a medio kilómetro, si tienes buena visibilidad, que a 100 metros". Del mismo modo, añadió la importancia que estas farolas tienen durante los días de niebla y fuertes lluvias. "Si de mi dependiera, pondría báculos desde Palma hasta Alcúdia", señaló respecto a que en su opinión la reducción de puntos de luz se ha hecho especialmente perceptible en la autopista de Inca.

El presidente de la asociación de autónomos del taxi, Gabriel Moragues, coincidió en que una buena iluminación eleva los niveles de seguridad en la red viaria, pero consideró que lo más relevante no es el número de farolas que se apagan sino su ubicación, al existir puntos más peligrosos, como en los que se puede producir una invasión del carril contrario.

El delegado del RACC en las islas, Rafael Nicolau, respalda esta última opinión, en relación a que existen zonas, como las rotondas, en la que ese alumbrado resulta más necesario, mientras que en otras la reducción del alumbrado adquiere una menor relevancia.

Sin embargo, el presidente de la asociación balear del transporte regular, Rafael Llompart, y su homólogo en Taxis-Pimem, Mateo Bordoy, opinan que la seguridad no se pone en peligro por la iniciativa del Consell, y defienden que se ponga fin al derroche de una iluminación que en ocasiones era excesiva, al estar activada ocasionalmente en momentos en que aun hay luz solar.