­"Santiso (por Rafael Santiso, gerente del hospital), sal a por el pañal", "Santiso, cobarde, sinvergüenza" o "Bestard dimisión", fueron algunos de los gritos airados que pudieron escucharse ayer tarde en un lugar en el que habitualmente reina el silencio para no perturbar el reposo de los enfermos.

La cacerolada organizada espontáneamente a las tres de la tarde en el hospital de Manacor contra los recortes anunciados un día antes por el Servei de Salut contó con la presencia de más de doscientos profesionales que, tras desplazarse desde la entrada del recinto sanitario hasta el área de urgencias, se dirigió al segundo piso donde están ubicadas las dependencias de la gerencia.

Allí los gritos subieron de tono y estuvieron acompañados por golpes en las paredes y en las puertas conminando al gerente a salir y a dar explicaciones. Cuando la protesta amainó un poco, aparecieron siete agentes de la Policía Nacional que se dedicaron a tomar notas para, previsiblemente, realizar el correspondiente atestado.

Rafael Santiso, una vez que se habían calmado los ánimos, requirió la presencia de los periodistas en su despacho para dar su versión de los hechos. Así, dijo que respetaba el derecho a manifestarse siempre y cuando se respetaran los cauces legales establecidos para ello, tras lo que veladamente advirtió a los manifestantes que "hay abierta una investigación y un atestado por los sucesos de esta tarde. Veremos en qué acaba todo esto".

El gerente del hospital de Manacor pasó a defender a continuación los recortes que está llevando a cabo el Servei de Salut ya que, aseguró, se han encontrado con una deuda millonaria y "están en peligro los suministros por impagos a los proveedores. Es inaplazable hacer ajustes", explicó antes de negar haber despedido a alguien y garantizar unas prestaciones sanitarias de calidad.

Opinión diametralmente opuesta tenía el ex conseller de Salud socialista, Vicenç Thomàs, que, acompañado de alcaldes y concejales correligionarios de Son Servera, Capdepera, Santanyí, Porreres, Artà, Campos, Sant Llorenç y Petra, entre otros, consideró que los recortes que está llevando a cabo el Servei de Salut están poniendo seriamente en peligro la calidad asistencial.

También el Sindicato Médico, por una vez alineado en el mismo frente de batalla que el de su anterior bestia negra, criticaba duramente los recortes aplicados en Manacor que se suman a los ya implantados en el hospital de Inca. "Mañana (por hoy), no se puede atender un parto en Manacor, un hospital que tiene una gran demanda obstetricia, ni un mero traumatismo provocado en un accidente de tráfico. De la misma manera, no habrá ningún psiquiatra para atender a los enfermos ingresados en la unidad de agudos. Estas medidas nos retrotraen a la sanidad del siglo pasado", se desahogó Isidro Torres, presidente del Sindicato Médico.