La red de empresas de Iñaki Urdangarin y Diego Torres sacaba en ventanilla en un banco de Luxemburgo el dinero que previamente había blanqueado a través de un complejo entramado societario que pasaba por Londres, Panamá y Belice. Según muestran los correos interceptados por la Policía a los contables del duque de Palma (los hermanos Tejeiro) y tal como corrobora la abundante documentación intervenida en los registros a empresas de la red Nóos, la trama tejida por Diego Torres y alimentada por los fondos públicos y privados captados por Urdangarin habría logrado desviar más de 400.000 euros a cuentas privadas en Luxemburgo.

Aunque podrían ser muchos más: los investigadores de momento solo han desnudado cinco empresas de una intrincada maraña societaria internacional en la que podría haber más de treinta compañías interpuestas. Por ello se sospecha que Urdangarin y su socio, ayudados por un abogado especializado en diseñar y armar entramados fiduciarios opacos en paraísos fiscales, habrían podido defraudar hasta seis millones de euros. Ese dinero salió de las arcas públicas y de donantes privados, que le confiaron sus fondos a Nóos y a una fundación de ayuda a niños con cáncer y discapacidad. Ambas instituciones fueron creadas por Urdangarin, que logró seducir para su causa pretendidamente benéfica a grandes empresas como Repsol, Inditex y Telefónica; a fundaciones como la que lleva el nombre de Cruyff, e incluso a grupos mallorquines como el quebrado Drac, de Vicenç Grande.

Para desviar ese dinero de fin benéfico al bolsillo privado de Urdangarin y Torres, el abogado barcelonés Salvador Trinxet articuló una red que tuvo su germen en la constitución de dos empresas, una en Londres, De Goes LTD, y otra en Barcelona, De Goes SL. Dos De Goes: un mismo nombre, pero, al menos de cara a la galería, distintos dueños. Unos españoles, otros extranjeros. La sociedad barcelonesa está en un 99% controlada por la fundación para niños enfermos creada por Urdangarin en 2006 , y en un 1% en manos de Mario Sorribas, amigo personal y supuesto testaferro del duque, que le encontró acomodo en cinco empresas distintas de la trama Nóos entre los años 2005 y 2011.

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