El ritmo con que crece la población extranjera en Balears se está debilitando de forma sustancial, y la causa fundamental de este cambio de tendencia hay que buscarla en la marcha de muchos latinoamericanos, el único colectivo que está evolucionando a la baja, según se pone en evidencia en los datos definitivos del padrón de 2011, publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Este informe confirma que a fecha de 1 de enero de 2011 las islas contaban con 1.113.114 habitantes, con un aumento de solo el 0,64% respecto al ejercicio anterior. Lo llamativo es que el aumento de la población extranjera es ya más débil que la española. Los primeros suman 242.812 personas, un 0,22% más que hace un año, mientras que los 870.302 españoles suponen un alza del 0,75%.

Las personas de nacionalidad latinoamericana sustentan este debilitamiento de la inmigración en el archipiélago, al ser el único de los grandes grupos con una patente evolución a la baja por segundo año consecutivo. En el padrón de 2009 aparecían registradas 67.608 personas en este grupo, para pasar a 64.899 en 2010 y a 60.693 en 2011, con un recorte de 4.206 en un año.

Esta reducción de la colonia latinoamericana afecta a la práctica totalidad de sus principales nacionalidades, con una única excepción: los cubanos siguen creciendo, al pasar de 2.233 a 2.257, aunque hay que tener en cuenta la excepcional situación política y económica de ese país.

Es destacable el descenso de los argentinos, de 10.899 a 10.096; de los ecuatorianos, de 13.152 a 11.977; de los colombianos, de 10.224 a 9.428; o de los bolivianos, de 7.018 a 6.397. Hay que recordar que frente a la dura crisis que se vive en España, las economías de algunos de estos países, como Argentina o Brasil, presentan importantes crecimientos, lo que favorece el retorno de sus emigrantes.

Por contra, la colonia de extranjeros europeos sigue creciendo, al pasar de 132.700 a 136.721, algo que sucede sin excepción entre las principales nacionalidades, como la alemana (de 36.003 a 36.681), la británica (de 23.561 a 23.698), la italiana (de 16.800 a 17.569) y la rumana (de 12.594 a 13.311).

También los inmigrantes llegados de Africa siguen aumentando, con 36.162 personas al inicio del pasado año, frente a las 35.843 de 2010. Al igual que en el apartado europeo, esta evolución al alza aparece en las principales nacionalidades, entre las que se puede destacar el caso de los residentes procedentes de Marruecos, que han pasado de 23.922 a 24.041.

Por lo que respecta a la población de procedencia asiática, ha aumentado de 8.499 a 9.010 personas.

Un aspecto a destacar es que este debilitamiento en el ritmo de crecimiento de la población extrajera está provocando que en varios municipios de las islas el peso de la inmigración se esté reduciendo.

Situación por municipios

El caso más llamativo es el de Palma. Pese a que su población mantiene un ritmo ascendente, al pasar de 404.681 personas en 2010 a las 405.318 de 2011, no puede decirse lo mismo de su colonia extranjera, que ha descendido desde los 83.739 a los 82.934 individuos.

Este recorte en el número de residentes de nacionalidad no española aparece también en sa Pobla, Alcúdia, Capdepera, Llucmajor o Manacor, por citar algunos ejemplos.

Pese a la gran debilidad del aumento que se ha dado en la población de las islas, el catedrático de Geografía Humana de la Universitat balear, Pere Salvà, ya descartó recientemente que la población del archipiélago pueda mostrar un recorte a lo largo de la presente década (este riesgo puede aparecer a partir de 2020, en su opinión), aunque sí vaticinó que los aumentos van a ser muy moderados durante los próximos años.

El principal problema que Balears va a tener que afrontar a medio plazo, según puso de relieve, es el paulatino envejecimiento de su población, que se vio frenado a comienzos de este siglo con la llegada masiva de inmigrantes, la mayoría de los cuales tenían edades comprendidas entre los 25 y los 39 años. Ahora esta entrada de población joven es mucho más débil.