­B.A., una mallorquina de 37 años, acaba de someterse a un proceso de reproducción asistida en Son Espases. El pasado viernes le implantaron los embriones conseguidos in vitro y ahora sólo tiene que esperar que agarren y dentro de nueve meses alumbre una nueva vida y la suya y la de su pareja cambien para siempre

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—¿Qué edad tiene en estos momentos?

—Treinta y siete años

—¿Desde cuándo intenta quedarse embarazada?

—Desde hace unos tres años, tendría 34 o 35. Retardé el momento por motivos laborales. Mis jefes me decían: ´Aún tienes una carrera por delante, no te pares por un embarazo. No hagas soportar a la empresa una baja por maternidad, ahora que te hemos formado´. Y por eso lo retrasé, porque mi pareja ya lo hubiera tenido.

—¿Cómo empezó todo?

—Gané estabilidad laboral y me decidí a intentarlo. Pasó el primer año y no me quedaba en cinta, pero no le dí demasiada importancia. Al segundo año ya decidí acudir a una clínica, al Ibilab, y me hice las primeras pruebas en marzo de 2009.

—¿Qué problema tiene?

—Padezco una obstrucción de trompas y los espermatozoides no llegan. No era un problema de mi pareja, sino mío. Por mi misma nunca podría tener un hijo, sería un milagro.

—Y decidió encomendarse a un ginecólogo...

—Sí. En el Ibilab me dijeron que una fecundación in vitro podría ir bien, pero me pedían 6.000 euros. Lo primero que pensé es, ¿de dónde saco la pasta? Yo todavía tenía 35 años y no me urgía, pero ya acudí al banco para pedir un crédito al que no me pusieron pegas. Era antes de la crisis (ríe).

—¿Por qué no acudió a la sanidad pública?

—Porque no caí. Inicialmente. Al comprobar que entraba en la Seguridad Social, acudo al hospital de Manacor. Allí me dicen que solo hacen inseminaciones y me remiten a Son Espases. Me citan por primera vez en enero de este año y la primera visita de tratamiento en Son Espases se demora hasta el pasado 16 de septiembre.

—¿Nueve meses de espera?

—Y creo que he tenido suerte, la demora suele ser mayor. Los tratamientos son muy caros, te suministran una medicación por valor de más de dos mil euros. Ponen como corte los 40 años y te puedes someter a un máximo de cuatro tratamientos de inseminación y tres ciclos in vitro.

—¿El suyo es el primero?

—Sí. Bueno, sigo. El 31 de octubre comienzan a regularizarme el ciclo con anticonceptivos y el 16 de noviembre comienzo el tratamiento hormonal que se intensifica durante los días siguientes para concluir el pasado lunes, día 5, cuando me suministran una hormona de maduración. Ayer, (por el pasado miércoles) me hicieron la punción para sacarme los óvulos para inseminarlos con semen de mi pareja. Me extrajeron cuatro del que desecharon uno porque su pequeño tamaño hacía improbable que agarrara. Hoy (por el jueves) me han llamado para decirme que de los tres restantes, dos han sido inseminados.

—¿Cuándo se los implantan?

—Mañana mismo (por el pasado viernes), día en que también sabré cuál es la calidad de los embriones. Si son de calidad A, te recomiendan implantarte sólo uno, pero esto es una decisión de la pareja.

—¿Y qué van a hacer?

—Los dos. No me gustaría tener hijo único, procedo de una familia numerosa. Además, conviene asegurar. Si tengo que empezar un nuevo ciclo, con la lista de espera y el límite de los cuarenta años, iré un poco justa.