Trabaja dos horas y cobra una. O ninguna. O ven y trabaja duro durante meses, que te contrato... pero luego no te contrato. O te contrato por 700 euros y te pago 350. Si te pago. Y si no te gusta, esto es lo que hay y habrá: ya sabes dónde están la puerta y la cola del paro. O la cola de los juzgados, igual de larga y fría desde que la crisis que todo lo oxida hace que chirríen incluso los resortes insuficientes de un sistema judicial al que le sobran casos y le faltan recursos. Los datos hablan solos. En cuatro años de crisis la cifra de despidos judiciales se ha multiplicado por dos en Mallorca. Y el resto de casos de conflictos laborales han crecido al mismo ritmo.

De ahí el atasco en los juzgados de Lo Social, que es morrocotudo. De época. Desde que la economía se torció allá por el año 2008, en los tribunales de Mallorca se han dirimido 6.932 despidos y 22.462 expedientes. Y por el camino se han quedado otros muchos, una pila de asuntos a la espera de turno en una Justicia que en Balears acumula 85.000 casos pendientes. Tan grave es la congestión que los juzgados están señalando juicios de conflictos laborales que se producen hoy para dentro de casi dos años, en junio de 2013. La apretura es tal que los jueces se ven obligados a reservar huecos en su agenda para que los despidos puedan ir a juicio antes. Un despido de hoy podría así juzgarse a lo largo del 2012. Otra cosa son el resto de conflictos laborales, que, salvo excepción, se van ya a junio de 2013.

Lo corroboran los sindicatos, jueces y abogados laboralistas que pelean a diario con un mercado laboral cada vez más crispado. Durante cuatro años, la crisis de nunca acabar ha alimentado los conflictos laborales hasta hacer su volumen aplastante, todo un empacho de excesos entre los que hay de todo. Y mucho. Los abusos de antes siguen ahora, solo que generalizados. Y la picardía de empresarios demasiadas veces asfixiados por los impagos ha parido nuevas formas de explotación, algunas de ellas asentadas en las carencias de una Inspección de Trabajo que no da para más. Lo más extendido es la jornada que no es. La que se falsea, vaya: empresas que obligan a sus trabajadores a tiempo completo a aceptar contratos a tiempo parcial, solo que con la misma jornada de siempre. Trabajar más por menos salario y menos derechos. Lo tomas o lo dejas. O peor: “O aceptas o a la calle, como les dicen”, denuncia el secretario de Acción Sindical de UGT, Manuel Pelarda, que describe prácticas abusivas muy similares a las que detallan los abogados que trabajan combatiéndolas.

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