Antonio Arbona Colom, exalcalde de Sóller por Unió Mallorquina (UM), se desmarcó ayer de las excursiones supuestamente electorales organizadas por su partido en la pasada legislatura y pagadas con fondos públicos. Arbona rechazó ante la juez del caso Picnic haber gestionado los contratos que el Ayuntamiento de Palma hizo a su empresa familiar de autocares.

Arbona, defendido por Jaume Campaner, declaró ayer, en calidad de imputado, acusado de malversación de fondos y de manipulación de contratos del Ayuntamiento de Palma.La fiscalía anticorrupción presume que un grupo de antiguos dirigentes de UM, entre los que destacan Miquel Nadal, Cristina Cerdó, Paula Cortés y Mateu Cañellas, vertebraron un potente aparato de captación de votos y afiliados sufragado con dinero de instituciones gobernadas por ellos.

Traer ‘amigos’

Unió Mallorquina (UM), según anticorrupción, creó y gestionó en el Ayuntamiento de Palma un servicio de información medioambiental, destinado a propagar las ventajas para la isla del reciclaje de pilas y otros residuos contaminantes, pero recuperables. Este departamento (nacido en el seno del IMFOF, un organismo municipal) no era ni una red social en Internet, ni un club para hacer amistades o algo similar. Pese a eso, Cristina Cerdó, teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Palma entre 2007 y 2010, “se quejaba constantemente” de que los informadores medioambientales no traían suficientes “amigos” (futuros votantes).

Cerdó; el entonces conseller de Deportes del Govern Mateu Cañellas; Paula Cortés, número 2 de la primera en el Ayuntamiento; y Miquel Nadal, el presidente de UM y conseller de Turismo, instaban continuamente a los visitadores del reciclaje a que “hicieran más amigos”. Esta inusitada ansia por las relaciones sociales encubría, siempre presuntamente, un doble objetivo: captar nuevos afiliados ("amigos") y reforzar el peso específico de Nadal de cara a sus "enemigos" internos en UM.

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