Con 18 años fundó su primera empresa en internet. Al cumplir los 26, ya tenía otras cuatro, con presencia en varios países. Sin haber cursado estudios superiores. Basándose en lo que sabía, en su instinto y en el esfuerzo. Hoy tiene 29 años y tras una década de experiencia como emprendedor, ha montado en plena crisis un negocio que se dedica, precisamente, a impulsar nuevas empresas. Su trayectoria, sus inicios, suenan un poco a Zuckerberg, incluso a Jobs, pero no ha nacido en EEUU, la tierra del ´hombre hecho a sí mismo´. Ha nacido en España, la hasta ahora tierra del ´quiero ser funcionario´. Es español, vive en Mallorca desde los cuatros años y en Mallorca ha instalado su base de operaciones.

Es Enrique Dubois, el emprendedor que ayuda a emprender. No es Mark Zuckerberg, pero estuvo cerca cuando hace tres años fundó la red social Wamba. Su visión era "la de una especie de Facebook". No le fue tan bien, pero tampoco le fue mal y Wamba se convirtió en una de las principales webs de habla hispana. Ganó dinero y pudo seguir invirtiendo. Se hizo un nombre. Y la gente que quería montar negocios en la red acudían a él a pedirle consejo, cada vez con más frecuencia. Lo vio claro: ahí había negocio. Hace un año (con la crisis golpeándonos a todos en la cara) se lanzó, junto a Paco Gimena, a crear Mola, un proyecto novedoso en nuestro país para incubar y acelerar la creación de empresas en internet. En 12 meses y sin haber hecho publicidad, ya trabajan con 30 negocios de actividad diversa (desde venta de productos de belleza hasta alquiler de amarres) y tienen una treintena de trabajadores. Es "una pasada" lo bien que les va: "Alucinamos todos los días", se confiesa Dubois.

Incubando negocios

¿Cómo funciona Mola? Alguien tiene una idea para montar un negocio en internet, pero no sabe cómo empezar y/o no tiene dinero suficiente para arrancar. En Mola le ayudan, y no sólo con asesoría técnica: también con dinero. "Nos metemos hasta la cocina", asegura este empresario al que acude gente "de todo tipo" con "todo tipo de ideas": hay personas con nociones de marketing o de programación, pero otras llegan sólo con un proyecto en mente y "mucha energía".

Y basta con eso. "Es un momento fantástico para el sector de la tecnología, es casi el único que está creciendo", señala este empresario que cree que quien no emprende "es porque no quiere". Incluso en tiempos de descalabro económico: "La falta de dinero no es una excusa", asegura.

Pero el dinero hace falta. Eso está claro. Y los bancos no están por la labor de dárselo a cualquiera. ¿De dónde sacarlo? Hay opciones, como los créditos ENISA (de hasta 50.000 euros por proyecto; que no exigen garantías y gracias a los cuales se han abierto este año cuatro negocios) o los microcréditos de Microbank (cuyo importe máximo es de 25.000 euros y que han permitido la creación en 2011 de cinco negocios más). Aquellos que aterrizan en el INEM también tienen la opción de cobrar toda su prestación del paro de golpe para montar un negocio (una vía por la que ya han optado más de 6.000 parados desde 2009 y que cada año tiene más solicitudes). Y todavía existe otra puerta a la que tocar: la de los bussines angels o inversores privados. Enrique Dubois es uno, el más joven de España.

Son personas que ponen el dinero para que otras personas con buenos proyectos puedan sacarlos adelante, una figura muy extendida en Estados Unidos y que aquí empieza a asomar la cabeza. No hay que confundirlo con mecenas que financian por amor al arte: luego se llevan un porcentaje de los beneficios que obtengan las empresas (cuando empiecen a obtenerlos). Dubois no es el único angel que vuela por Balears. Hay varios y están interconectados en su propia red: la BANIB.

Doce entidades fundaron en julio de 2010 la BANIB (ParcBit, GSBit, Cambra de Comerç de Mallorca, Fundació Universitat–Empresa, CAEB, IDI, Balers.T, Bioibal, CLAB, Idimar, turisTEC y Joves Empresaris) que se dedica a poner en contacto, como si fuera una web de contactos, a emprendedores con inversores (ya cuenta con once registrados).

De momento, se han cerrado tres inversiones para crear empresas nuevas, por un importe de 415.000 euros, y hay otros 26 proyectos en proceso. Eso sí, hay que tener claro que un bussines angel no es una máquina que da dinero al primero que llega: de hecho, el 60% de los proyectos presentados no superó ni la fase de análisis por dos motivos principales: eran demasiado pequeños o demasiado "tradicionales", nada innovadores (la mayoría, ligados a la restauración).

Y es que a la hora de emprender es clave "aportar cosas nuevas al mercado". Ésa es una de las tres claves para Irene Llull, presidenta de Joves Empresaris. Las otras dos: tener mucho ánimo y, antes que nada,analizar y planificar al milímetro lo que se quiere hacer. No hay que lanzarse sin red, aferrándose solo a una idea como si fuera un paracaídas. Hay que hacer una buena planificación, y si no se sabe por dónde empezar, hay gente dispuesta a guiar y a ayudar, como el servicio de asesoría de Joves Empresaris, que en el último año ha atendido a un 25% más de usuarios que en 2010.

¿Por qué? Porque la gente quiere emprender, puede que por "el efecto desesperación" (personas que no consiguen empleo y que deciden creárselo a su medida para abandonar la kilométrica cola del paro) o porque "está cambiando la percepción social" y lo de ser nuestros propios jefes parece una apuesta posible. Así lo comenta Llull, que señala que desde hace tres años el perfil de los emprendedores se ha ampliado. Antes, eran titulados de estudios superiores y con buen conocimiento del sector los que se acercaban a Joves Empresaris para pedir asesoría. Ahora, acuden a ellos desde universitarios hasta personas con educación básica. Por sexos, la cosa está al 50%, asegura Llull. Las ganas de emprender se extienden.

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