El Govern y la sociedad a la que gobierna parecen vivir en mundos distintos. Mientras el vicepresidente Aguiló ahondaba ayer en su deriva catastrofista para comparar la situación balear con la griega, empresarios destacados y sindicatos se ponían por una vez de acuerdo para coincidir sin saberlo en una petición con tono de súplica: urge abandonar la dinámica del desastre para mirar hacia el futuro próximo con optimismo. Razones hay para ello, aseguran unos y otros, acordándose de datos que parecen ya perdidos en ese bosque oscuro y amenazante que dibujan los portavoces del Govern cada vez que se pronuncian. Quizá por ello los empresarios evocan como si hubiera pasado un siglo el éxito de ocupación y facturación turística del verano que acaba de terminar, tan bueno que generó algo más difícil de ver que los brotes verdes de Zapatero: hoteleros optimistas.

Lea la noticia completa en la edición impresa

Adquiera el PDF de Diario de Mallorca